PUNT.- Política@Prosa, plataforma periodística que se considera a sí misma “abierta y plural” (¿…?) se refiere a un artículo de Josep M. Bricall, uno de los grandes tarradellistas como Miquel Iceta y Salvador Illa (¡…! ). El planteamiento de Bricall explicado en las redes es éste: “La idea nacionalista podría acabar tiñéndose de un carácter reaccionario si se acabara erigiendo en juez prescriptor de modelos de comportamiento y evaluara a los ciudadanos según su grado de adaptación a este marco”.

CONTRAPUNTOS.- La trayectoria de Bricall hace pensar que se refiere, como siempre con menosprecio, a la política de los presos, indultados de cierta manera, perseguidos y exiliados políticos catalanes que él considera nacionalistas y no soberanistas, y que son reprimidos por el régimen español. Sería más acertado que Bricall denunciara el nacionalismo español, el violento del Dos de Mayo de 1808, que se festeja desde el PSOE a VOX, y que practica o justifica los GAL, la represión del 155, que rompe la solidaridad con los saharauis para pactar con el rey marroquí Mohamed VI, y que practica el espionaje que atenta contra los derechos y libertades de las personas y de los pueblos. Un espionaje que convierte a España en Esp(i)aña.

La postura Bricall no sorprende. Al fin y al cabo, avaló a Josep Tarradellas incluso cuando el político llegado del exilio degradó la figura de president de la Generalitat al aceptar el título nobiliario de marqués (24 julio 1986), dos años antes de su muerte (10 junio 1988). Le fue otorgado por Juan Carlos I, impuesto como rey por el dictador Francisco Franco y que hoy está fugado por oscuros asuntos financieros y de faldas.

El rey emérito concedió el marquesado a Tarradellas, según el correspondiente Real Deccret, “por su participación activa en el proceso de transición política y el interés y acierto con el que fomentó, dentro de la indisoluble unidad de la Nación española, proclamada en la Constitución, la autonomía, la cultura, las tradiciones e Instituciones de Cataluña”.