El Evangelio de la celebración litúrgica del 6 de enero explica con lenguaje simbólico la presencia de tres sabios o reyes buenos en Belén (Mateo 1, 1-12). No son los borbones.
2.- Hay diferencias radicales entre unos y otros. Los tres reyes buenos no tienen ninguna vinculación histórica, ideológica e institucional con dictadura alguna, tampoco con la de Francisco Franco. Por el contrario, plantan cara de forma inteligente a un rey déspota, represor y sanguinario como Herodes. Los tres reyes buenos no se encaminan ni se refugian en Abu Dhabi con su escandalosa opulencia. Por el contrario, se encaminan al Belén marginal, humilde, lleno de humanidad. Los tres reyes buenos tampoco están manchados por ningún escándalo financiero o de faldas. Por el contrario, como explica Joseph Ratzinger / Benedicto XVI, los tres reyes buenos “representan la dinámica de ir más allá de sí mismos, intrínseca a las religiones, la dinámica que es búsqueda de la verdad, búsqueda del verdadero Dios”.
3.- Los tres reyes buenos se encuentran en Belén con Jesús, que ya niño debe ir con sus padres, ay las, al exilio. A su regreso, “el niño Jesús crecía y se fortalecía, lleno de sabiduría; y Dios le había dado su favor” (Lucas 2, 40). Jesús actúa toda su vida proponiendo las Bienaventuranzas, respetando la libertad de todos, sin represión, sin ejércitos, sin imposiciones ni discursos amenazantes.
4.- Estos elementos configuran lo que teológicamente se conoce como “epifanía”, palabra griega que significa la “manifestación” del Dios trascendente e invisible a la humanidad. En una homilía (6 enero 2019), el Papa Francisco explica: “La palabra ‘epifanía’ indica ‘la manifestación del Señor’ a todas las gentes representadas hoy por los magos (reyes, sabios). Se muestra así la hermosa realidad de Dios que viene para todos. Toda nación, lengua y pueblo es acogido y amado por él. Su símbolo es la luz, que llega a todas partes y las ilumina”.