Las palabras más utilizadas por Pedro Sánchez en su última comparecencia informativa es en realidad una sola. GobiernodeEspaña. GobiernodeEspaña. GobiernodeEspaña. GobiernodeEspaña. GobiernodeEspaña. GobiernodeEspaña. GobiernodeEspaña. ¿Nacionalismo sanchista y del PsoE? No. Ultranacionalismo españolista. Como PP, VOX, y Cs en demolición.
2.- Pedro Sánchez, en cambio, intenta como buen borbónico sortear las preguntas sobre una de las grandes asignaturas pendientes del régimen español. Se mantiene servil con la monarquía y el juancarlismo, echa balones fuera, y se refugia en un silencio cobarde. Queda ratificado una vez más que la cúpula del PsoE lanza el teórico e histórico republicanismo del partido a la papelera de la historia. Hace como PP, VOX, Cs, partidos con fuerte adn franquista. Al fin y al cabo, el dictador Francisco Franco fue el que impuso como rey a Juan Carlos I, hoy fugado a Abu Dhabi y padre de Felipe VI. Este “atado y bien atado” lo llaman constitucionalismo. O legalidad constitucional que tan desprestigiada queda por los golpes que recibe del sistema judicial democrático europeo.
3.- Pedro Sánchez, como no puede ser de otra forma, es sectario con Catalunya. Engaña o es ambiguo con la mesa de diálogo, dejando en evidencia a ER. Habla de una Catalunya rota, sobre todo por el referéndum. Pero, a diferencia de Pedro Sánchez, los demócratas sostienen que las urnas nunca rompen la convivencia. Nunca. Tampoco si es para decidir el futuro de un pueblo ejerciendo su derecho de autodeterminación. Lo que Pedro Sánchez no dice es que lo que rompe la convivencia es el crecimiento de la ultra derecha en España, el “a por ellos” instigado por instituciones españolas contra los catalanes, la represión injusta, el exilio. El hecho de que los exiliados políticos catalanes vivan en libertad en la Unión Europea pero sean considerados como criminales peligrosos por el régimen español es un escándalo. Escándalo protagonizado por el régimen español, no por la UE ni por los exiliados.