La Sagrada Família de Barcelona, de actualidad estos días, es una obra polémica desde las perspectivas arquitectónica, artística, histórica, cívica, turística, eclesial, religiosa. Un templo, pese a las polémicas, es respetable como expresión de un pueblo. O, al menos, de un sector de ese pueblo.
2.- Un templo es, o debería ser, un espacio donde se dedica el tiempo a actividades de la condición humana como el silencio, la reflexión, el encuentro, la plegaria. Los templos de piedra sólo tienen sentido si crean un clima que facilite el encuentro con el Dios siempre misterioso en la propia conciencia y en los otros. Los cristianos y los interesados en la figura de Jesús se darán cuenta de que su mensaje, según los históricos textos neotestamentarios, interpela a la institución del templo.
3.- LA RELACIÓN ENTRE JESÚS Y EL TEMPLO ES A VECES CONFLICTIVA. Queda claro en el episodio de la purificación del templo (Juan 2, 13-21). “Estaba cerca la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. En el recinto del templo encontró a los vendedores de terneros, carneros, palomas y a los cambistas sentados en sus puestos. Entonces se hizo con un látigo de cuerdas y expulsó a todos fuera del templo. Echó por tierra las monedas de los cambistas y les echó las mesas. Y dijo a los vendedores de palomas: ¡Sacad esto de aquí! ¡No conviertáis en mercado la casa de mi Padre! Sus discípulos recordaron lo que dice la Escritura: El celo de tu templo me consume. Entonces los judíos le interrogaron: ¿Con qué señal nos demuestras que puedes obrar así? Jesús les contestó: Destruid este santuario, y en tres días lo levantaré. Los judíos replicaron: ¿Este santuario ha sido construido en cuarenta y seis años, y tú lo quieres levantar en tres días? Pero él se refería al santuario de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos recordaron que había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en esta palabra de Jesús”.
4.- JESÚS RELATIVIZA EL TEMPLO. Así consta en el episodio del diálogo entre Jesús y la samaritana (Juan 4, 19-26). “La mujer le dice: Nuestros padres adoraron a Dios en esta montaña, pero vosotros decís que el lugar donde hay que adorarle es Jerusalén. Jesús le dice: Créeme, mujer, llega la hora de que el lugar donde adoréis al Padre no será ni esta montaña ni Jerusalén. Vosotros adoráis lo que no conoceis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero llega la hora, mejor dicho, es ahora, que los auténticos adoradores adorarán al Padre en Espíritu y en verdad. Éstos son los adoradores que quiere el Padre. Dios es espíritu. Por eso quienes le adoran deben adorarlo en Espíritu y en verdad”.
5.- JESÚS REALIZA UNA REVOLUCIÓN RELIGIOSA. Él habla del santuario de su cuerpo. Años después, Pablo afirmará que el cuerpo humano -es decir, la persona humana- es templo de Dios. «¿No sábeis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguien destruye el templo de Dios, Dios le destruirá a él, porque el templo de Dios es sagrado, y este templo sois vosotros» (1 Corintios 3, 16-17). Y también: «¿No sabeis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo que habéis recibido de Dios y que habita en vosotros?» (1 Corintios 6, 19)