Un Felipe González, como hace el PSOE de Miquel Iceta y Salvador Illa, avala al fugado Juan Carlos y menosprecia al demócrata y soberanista president catalán exiliado diciendo que «nadie es más capaz de hacer el ridículo que Puigdemont».
2.- Pero es Carles Puigdemont quien, con el apoyo jurídico de sus abogados, deja una vez más en ridículo al aparato judicial y policial del régimen español en la Unión Europea, y los que lo apoyan como el grotesco Felipe González. «Grotesco: Que hace reír por las su extrañeza, extrema fealdad, absurdo» (Diccionari de la llengua catalana).
3.- Lo que debe hacer el ridículo y grotesco Felipe González es contestar unas preguntas que le afectan personalmente y también a la democracia del Reino de España en proceso de deterioro. ¿Por qué el Partido socialista obrero Español (PsoE) es «mucho español» y ya no mantiene ni la apariencia republicana? ¿Por qué el PsoE es servilmente borbónico y avala la actuación del fugado Juan Carlos I, rey impuesto por el dictador Francisco Franco? ¿Por qué el PsoE, que engaña presentándose como federal, no ha federado nunca nada ni se espera que lo haga? ¿Consideran Felipe González y el PsoE que las cloacas del estado y el terrorismo de los GAL están reconocidos en la Constitución? ¿Por qué Felipe González, Josep Borrell y similares se han solidarizado públicamente con los condenados por su vinculación con los GAL?
4.- El cobarde Felipe González no contestará. Su silencio, ambigüedad y patrioterismo estilo GAL contrastan con la postura democrática de Carles Puigdemont. El president exiliado quiere y propone una república catalana … No avala los borbones ni el juancarlisme … Quiere una Catalunya independiente que mantenga con España una relación basada en la democracia, la libertad, la solidaridad y el mutuo respeto a las soberanías de ambas naciones … Denuncia la guerra sucia, las cloacas del estado, todo terrorismo, también los del GAL.
5.- También a diferencia de los ultra españolistas Felipe González y Pedro Sánchez, lo que propugna Carles Puigdemont es que acabe la represión, que haya la amnistía que es posible constitucionalmente, que se respeten los derechos humanos, incluido el de la auto determinación. «Las normas relativas a los derechos fundamentales ya las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de los Derechos Humanos» (Constitución 10.2). La Declaración contempla el derecho de autodeterminación. «La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público» (Punto 21). BOE (1977/10733) asume el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos aprobado por NNUU. «1) Todos los pueblos tienen el derecho de autodeterminación».
Un Felipe González grotesco avala al fugado Juan Carlos y menosprecia al exiliado Puigdemont
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