Las manifestaciones del Francisco a España, vía la COPE, confirman que la Iglesia católica -en coherencia con el espíritu del Evangelio, los derechos humanos, la Doctrina Social de la Iglesia- bendice la independencia de las naciones, diga lo que diga la caverna política y mediática española. Unas pinceladas de carácter humano, cívico, eclesial, histórico y contemporáneo lo dejan bien claro.
1.- El papa Juan Pablo II viajó a todos los países que estrenaban soberanía. Lituania, Letonia, Estonia, Eslovaquia, Eslovenia, República Checa, Georgia, Ucrania, Kazajstán, Armenia, Azerbaiàn, Croacia, Bosnia-Herzegovina. Afirma que la grandeza de una nación no se basa en la fuerza militar, ni en el número de habitantes, ni en la extensión geográfica. El Papa polaco dijo, por ejemplo, en Croacia (4,6 millones de habitantes) y Bosnia Herzegovina (3,6 millones de habitantes): «Hay valores inscritos en la naturaleza de todo ser humano y que el cristianismo personaliza y proclama con claridad. Sobre estos valores se fundamenta la auténtica grandeza de una nación. La dignidad humana, la honradez moral e intelectual, la libertad religiosa, la defensa de la familia, la acogida y el respeto por la vida, la solidaridad, la subsidiariedad, la participación, el respeto a las minorías «.
2.- El Vaticano reconoce los nuevos estados. Firma, en 2012, acuerdos bilaterales con Burundi y Guinea Ecuatorial, y ratifica el de Montenegro. Naciones que consiguen estado propio en los años 1962, 1968 y 2006. El Papa lo recuerda ante el cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede. Entre los asistentes están los representantes de las numerosas naciones que han conseguido la independencia desde 1990. Nuevos estados soberanos como los de Armenia, Azerbaian, Bielorrusia, Bosnia-Herzegovina, Croacia, Eritrea, Eslovenia, Estonia, Georgia, Kazajistán, Letonia , Lituania, Moldavia, Turkmenstan, Eslovaquia, Timor Oriental, Ucrania.
3.- El Francisco habla «clar i català» en su viaje a Latinoamérica. En la misa celebrada en el Parque Bicentenario de Quito dice: «Recordemos el bicentenario de aquel grito de independencia de Hispanoamérica. Fue un grito nacido de la conciencia de la falta de libertades, de ser exprimidos, saqueados, sometidos a conveniencias circunstanciales de los poderosos de turno (…) A ese grito de libertad hace poco más de 200 años no le faltó convicción ni fuerza. Pero la historia nos cuenta que sólo fue contundente cuando dejó de lado los personalismos, el afán de liderazgos únicos, la falta de comprensión de otros procesos libertarios con características diferentes pero no por ello antagónicas».
4.- Francisco pronunció un discurso en el II Encuentro Mundial de Movimientos Populares, en Santa Cruz de la Sierra. Dijo: «Los pueblos del mundo quieren ser artífices de su propio destino. Quieren transitar en paz su marcha hacia la justicia. No quieren ser tutelados ni sufrir injerencias donde el más fuerte subordina al más débil. Quieren que su cultura, su idioma, sus procesos sociales y tradiciones religiosas sean respetados. Ningún poder fáctico o constituido tiene derecho a privar a los países pobres del pleno ejercicio de su soberanía. Cuando se atenta contra este derecho, nuevas formas de colonialismo afectan seriamente a las posibilidades de paz y justicia, para que la paz se fundamenta no sólo en el respeto de los derechos del hombre, sino también en los derechos de los pueblos particularmente el derecho a la independencia».
5.- Acotación. El poderoso Antonio Cánovas del Castillo, presidente del Gobierno español, afirmó en 1896 en el Congreso de Diputados: «Cuba no será nunca independiente». Al cabo de siete años, el 20 de mayo de 1902, Cuba proclamaba su independencia. La profecía de Cánovas fracasó rotundamente. Después, el firmamento catalana es inspiró en la estelada cubana.