La festividad de San Jaime o Santiago, 25 de julio, es contraria al «Santiago y cierra España». Los textos de la liturgia de este día lo ponen de relieve. Tratan críticamente del poder, del ejercicio del poder.
1.- «Santiago y cierra España» es una consigna nacional católica e imperialista. Una práctica contraria a la convivencia democrática y en libertad, al civismo y el respeto, a la apertura y la modernidad. Una actuación autoritaria, dictatorial, franquista también ahora. Va desde el indecente «Santiago matamoros» a la ofensiva institucional, política, judicial y policial contra los derechos y las libertades de las personas y de los pueblos.
2.- El teólogo Gaspar Mora hace referencia en un artículo los motivos que provocan la profunda y definitiva decepción de esta España unionista y de su teórico estado de las autonomías (L’Agulla. Número 127. Boletín de reflexión y diálogo). Motivos que convierten los catalanes como súbditos dentro de España como … campañas de boicot a Catalunya, cierre de sus sedes comerciales en el extranjero, gritos como «Pujol, enano, habla castellano» y «a por ellos», decisiones del Parlament tumbadas por el Tribunal Constitucional, recortes sustanciales en el Estatut de Catalunya aprobado por la mayoría del Parlament, prohibición de una consulta, las cargas policiales del 1 de octubre, al 155, el espectáculo de unos dirigentes políticos juzgados y condenados por una especie de inquisición española …
3.- Todo esto y mucho más forma parte del «Santiago y cierra España» por parte de un régimen español que actúa con un poder que transgrede la Declaración Universal de los Derechos Humanos y que es contrario al mensaje liberador de Jesús transmitido a sus discípulos como Jaime. Jesús les dice: «Ya sabéis que los gobernantes de las naciones las dominan como señores absolutos y que los grandes personajes las mantienen bajo su poder. Pero entre vosotros no debe ser easí : el que quiera ser grande, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero, que sea vuestro esclavo; como el Hijo del hombre, que no ha venido a ser servido, sino a servir y dar la vida en rescate por muchos» (Mateo 20, 25-28).