1.- El régimen español viola la legalidad de forma unilateral pero vende el relato de que quien transgrede la ley unilateralmente es el soberanismo catalán. «Unilateral: hecho por una sola de las partes interesadas» (Diccionari de la Llengua Catalana).
2. Artículo 10.2 de la Constitución: «Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de los Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificadas por España». El texto constitucional debe interpretarse y aplicarse a la luz de esta Declaración Universal. El régimen español viola la Constitución y esta Declaración cuando no respeta los derechos de libertad de expresión, de opinión y de autodeterminación. El régimen español también viola el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos aprobado por Naciones Unidas y que consta en el BOE (1977/10733). El primer artículo de este pacto deja muy claro que «todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación».
3.- El independentismo catalán reclama que el régimen español se comporte democráticamente y cumpla la legalidad en los diversos ámbitos. El interrogante es éste: ¿qué hacer si el régimen español se consolida como un bunker que insiste en la represión, se mantiene contra la amnistía que es constitucionalmente posible, contra el derecho de autodeterminación que es un derecho de todos los pueblos y no acepta pactar un referéndum?
4.- Una respuesta legítima del soberanismo catalán puede ser la actuación unilateral de carácter pacífico y democrático contra el régimen que rompe el diálogo y se consolida como un bunker.
5.- Una acción unilateral, sin permiso del régimen, puede ser que los partidos independentistas catalanes no pacten con los partidos españoles que se nieguen, por ejemplo, a celebrar un referéndum acordado. Una segunda acción unilateral, sin permiso del régimen, puede ser que los partidos independentistas mantengan una acción unitaria y coordinada en el Congreso, en el Senado y en el europarlamento en coherencia con el Govern catalán formado por ER y Junts que cuenta con el apoyo parlamentario de la CUP. Una tercera acción unilateral, sin permiso del régimen, debería consistir en intensificar las gestiones y la presencia soberanista catalana en las instituciones parlamentarias y judiciales de la Unión Europea que tantas victorias consigue para el independentismo