El buen samaritano es el preso Cuixart, no el cardenal Omella

373

1.- Jordi Cuixart (preso político catalán y presidente de Omnium) y Joan Josep Omella (cardenal arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española) podrían reunirse y hablar sobre una de las parábolas contadas por Jesús, la conocida como la del buen samaritano (Lucas 10, 25-37).

2.- Un hombre cayó en manos de unos bandoleros que lo golpearon, dejándolo medio muerto. Un sacerdote bajaba por aquel camino, vio al hombre mal herido, y pasó de largo. Un levita hizo lo mismo. «Pero un samaritano que iba de camino llegó cerca de aquel hombre, lo vio y se compadeció. Se acercó, le curó las heridas con aceite y vino y se las vendó. Después montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y cuidó de él». La denuncia de Jesús es fuerte. El sacerdote y el levita estaban al servicio del santuario y del altar pero cierran los ojos a la humanidad dolorida. También hay que dejar constancia de que la persona que se comporta con humanidad es un samaritano, grupo minoritario que mantenía una mala relación con los judíos.

3.- Hoy hay catalanes mal heridos por el régimen español como los presos, exiliados y perseguidos políticos, personas demócratas y pacíficos. Algunos exiliados y presos se consideran cristianos por fe o, como mínimo, por cultura. Como, por ejemplo, Carles Puigdemont, Toni Comín, Josep Rull, Jordi Turull, Joaquim Forn, Jordi Sánchez, Oriol Junqueras, Jordi Cuixart.

4.- Jordi Cuixart está casado con la periodista Txell Bonet en una ceremonia civil pero la pareja Cuixart / Bonet quiso casarse en una íntima ceremonia católica en el centro penitenciario. Hubo tres celebrantes: Joan Prat (sacerdote de la prisión), y sus amigos Jordi Mas Carreter y Manuel Pousa (Padre Manel,) que murió el pasado 9 de septiembre. Cuixart ha sido protagonista de un episodio que ha provocado polémica. Asistió a la toma de posesión del president Pere Aragonés donde también estaba Miquel Iceta. El preso y el carcelero. Cuixart, que es partidario de la amnistía y no sólo de los indultos, se acercó al ministro Iceta, del PSOE del represor 155, para abrazarlo. El abrazo es un gesto que puede ser difícil de entender pero que muestra la altura ética y cívica de Cuixart y del independentismo catalán que contrasta con la actuación represiva y deshumanizadora del anexionismo español. Cuixart explica que su abrazo muestra la voluntad del independentismo en favor de la convivencia libre y democrática, y el rechazo al odio, el rencor y el fascismo.

5. Jordi Cuixart actúa como el buen samaritano. ¿Y el cardenal arzobispo Juan José Omella? No consta que haya abrazado a ningún preso ni a ningún exiliado. El presidente del episcopado español ve los presos y exiliados catalanes mal heridos pero pasa de largo como el sacerdote y el levita de la parábola hicieron con el hombre atacado por bandoleros.

Compartir esta entrada