«¿Por qué soy cristiano» es un breve decálogo que circula en este confinamiento epidémico entre el Grup de Drets Humans de la parroquia de Sant Medir. Es un texto de Pere Lluís Font escrito hace tiempo pero plenamente vigente, y que una de los miembros del grupo guarda en su archivo. Pere Lluís Font (Pujalt, Lleida, 1934) es catedrático universitario, filósofo, teólogo. Autor de numerosos libros como «Cristianismo y modernidad» y «Seis ensayos de filosofías de la religión. Sigue el decálogo de por qué soy cristiano.
1. Porque he sido educado en la fe cristiana y la he asumida reflexiva y críticamente. Es mi casa y no tengo razones para irme.
2. Porque la fe cristiana ha dado frutos admirables de santidad, por un lado, y de creatividad cultural, por otro; y porque es fuente de libertad y de alegría y la mejor garantía del mejor humanismo.
3. Porque el cristianismo sólo es pensable en el marco de una cosmovisión teísta, y esta me parece filosóficamente más plausible que no la cosmovisión panteísta o la cosmovisión atea.
4. Porque el cristianismo es la coronación del monoteísmo moral bíblico, que históricamente es como un milagro (el «milagro hebreo», que hace juego con el «milagro griego»).
5. Porque la figura de Jesús, tal como la presentan los evangelios, es tan extraordinaria por su calidad espiritual y por su estilo de pensamiento y de vida, que me parece la realización insuperable de un orden de grandeza diferente del material, del intelectual e incluso de lo estrictamente moral. Una figura así me resulta absolutamente creíble.
6. Porque el Dios de Jesucristo es como es: a la vez el Dios del universo y el Padre (y Madre) que nos ama personalmente a cada uno más que nosotros mismos. Un Dios así merece existir.
7. Porque me parece imposible que se hayan equivocado en su discernimiento tantas personas de tanta calidad espiritual, intelectual y moral que a lo largo de los siglos se han fiado de Jesucristo.
8. Porque hay respuesta posible a todas las objeciones intelectuales contra la existencia del Dios cristiano, tanto a las de siempre (la inmanencia y el mal) como a las específicamente modernas (hechas en nombre de la ciencia o de la humanismo).
9. Porque hay respuesta posible a todas las críticas morales al cristianismo, que en una buena medida pueden ser asumidas por el cristiano (en realidad, son fruto del cristianismo mismo).
10. Porque la fe cristiana, además de tener suficiente credibilidad intelectual y moral, resulta que es una apuesta ventajosa incluso en esta vida.
Coda. Por supuesto, creo en la Iglesia, para la Iglesia y, si es necesario, a pesar de la Iglesia.