1. Los denominados reyes (o sabios) de Oriente no tienen absolutamente nada que ver con la Zarzuela y los gastos en armamento, ni con Abu Dhabi y sus harenes, ni con Herodes que tiene un carácter sin «ningún escrúpulo», según Joseph Ratzinger / Benedicto XVI.
2. Estos personajes de Oriente son presentados en el relato evangélico, una historia con lenguaje parabólico, como buenos, honrados, buscadores de la sabiduría, abiertos al misterio humano y divino. Abandonan el confort del establishment y se solidarizan con el niño que nace en un pesebre, sus padres, los marginados como los pastores. Todos viven o mal viven en la periferia.
3. Para los cristianos, el nacimiento, vida y muerte de Jesús significa que su Dios quiere vivir en la humanidad, y que todos los hombres y todas las mujeres tienen un valor infinito y deben ser tratadas de forma respetuosa y digna. Todo el mundo, como el hijo de María, nace del espíritu de Dios. Aquí radica la esperanza de la resurrección o plenitud de vida.
4. Los tres reyes o sabios de Oriente se guían por la estrella que ilumina su conocimiento y sus conciencias. Estrella y lazos amarillos de solidaridad con los exiliados, presos y perseguidos políticos tienen todavía especial significado ahora y aquí, en la Catalunya del siglo XXI. Estrella y lazos amarillos a liquidar según los represores. Los tres reyes o sabios no se dejan engañar por las trampas de Herodes, monarca corrupto y sin escrúpulos. Un Herodes que para mantenerse en el poder elimina competidores entre los que, según él, está el Jesús recién nacido. Jesús y sus padres exiliarán en Egipto. Exilio que tanta y tanta gente ha emprendido en todas partes a lo largo de la historia, también aquí y ahora.