El cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, también es interpelado por el Dios de Jesús que se identifica con los presos.
1. El cardenal español Omella se encuentra como todos los católicos en este 22 de noviembre, último domingo del año litúrgico, con el fuerte impacto del juicio final explicado en el Evangelio de Mateo (Mt 25, 31-46). Este episodio es aplicable de pleno a la situación que vive Catalunya, y que sufren los presos, exiliados y perseguidos políticos catalanes. Un episodio que penetra hasta lo más profundo del corazón de los creyentes, sobre todo si tienen algún cargo eclesial, y de las personas que sintonizan con el mensaje del Evangelio.
2. Sobre estos presos y exiliados políticos catalanes, que son libres en la Europa democrática, Omella se lava las manos como Poncio Pilato, el cobarde gobernador romano, ante las acusaciones del establishment contra el inocente Jesús. El cardenal mantiene un silencio político distante sobre los perseguidos y se niega a visitar a los presos pero actúa como un político servil con el comportamiento del rey Juan Carlos fugado por oscuros asuntos económicos y de faldas.
3. En el episodio evangélico de Mateo, el Dios de Jesús bendice a los que visitan los presos y maldice a los que no les visitan. «Venid, benditos de mi Padre … porque estaba en la cárcel y vinisteis a verme (…) Apartaos de mí, malditos, porque estaba en la cárcel y no me visitasteis».