1. El periodismo no morirá nunca si hay libertad de opinión y de expresión. O si se lucha a favor de esta libertad en cualquier régimen, desde el monárquico español post franquista hasta el turco. donde se aatente, contra estos derechos y libertades.

2. Es democráticamente incomprensible que el president de Catalunya, Quim Torra, sea inhabilitado por el sistema judicial español con la excusa de haber colgado en el balcón del Palau de la Generalitat una pancarta a favor de la libertad de opinión y de expresión. A favor del artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que el régimen español tiene el deber constitucional de cumplir (artículo 10.2).

3. El artículo 19 de la mencionada Declaración establece: «Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de las opiniones y el de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas por cualquier medio de expresión y sin consideraciones de fronteras». Cualquier medio son las redes sociales, los viejos diarios de papel, las emisoras de radio y televisión privadas y públicas, los discursos políticos y cívicos, las pancartas, también las colgadas en el balcón del Palau de la Generalitat.

4. El periodismo no morirá si hay libertad. El periodismo muere sin libertad y si no se respetan ni aplican cada uno de los 30 artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Los jueces que gritan «viva el rey», el hijo del campechano huido, también deben respetar estos derechos humanos. «¡Viva la libertad!».