Artur Mas, Carles Puigdemont y Quim Torra son tres presidentes honorables de Catalunya perseguidos obsesivamente por el régimen post franquista, ¿o franquista ?.
1. Medios políticos y mediáticos hablan interesadamente de los post convergentes (PDeCAT y otros). También deberían hablar de post ERC (ER), de post comunistas (Comunes, Podemos), de post centristas (PP y Cs), de post populares (VOX), de post PSOE republicano (PSOE monárquico y defensor del Campechano fugado), de post franquismo (franquismo) … y de post La Vanguardia de Galinsoga (Màrius Carol, Jordi Juan) …
2. El condenado Mas, el exiliado Puigdemont y el perseguido Torra son honorables presidentes acosados por los aparatos represivos del régimen español post franquista, ¿o franquista? La larga represión judicial y policial provoca tensiones en el ámbito soberanista / independentista catalán. Mas se mantiene en el PDeCAT sin liderarlo. Puigdemont lidera JxCAT. Puigdemont y Mas se comprometen a respetarse y no atacarse mutuamente ni ahora ni en las próximas elecciones catalanes a pesar de los ataques y las provocaciones que sufrirán, sobre todo Puigdemont, desde los ámbitos políticos y mediáticos españolistas y del autonomismo.
3. Puigdemont y Mas, los asociados de sus formaciones y sus votantes saben que no son adversarios políticos porque es mucho lo que los une y poco los que los separa. El adversario de JxCAT no es el PDeCAT. El adversario del PDeCAT no es JxCAT. Tampoco ERC que, en su propia sede, se presenta como ER sin la C no debería ser el adversario. Los adversarios del soberanismo / independentismo catalán democrático y pacífico son el régimen español, las cloacas del estado y los que quieren retroceder al autonomismo que, además, es recortado por el Tribunal Constitucional y el Gobierno del Estado, hoy en manos del tándem PSOE / Podemos.
4. El nuevo paso al lado de Mas favorece a Puigdemont. Los tres presidentes honorables y perseguidos por la represión española (Artur Mas, Carles Puigdemont, Quim Torra) tienen suficiente capacidad política, cultural, institucional, cívica, nacional y de entendimiento para hacer una jugada maestra y dejar con un palmo de narices los que ahora presentan el movimiento de Mas como un debilitamiento soberanista. La partida de ajedrez continúa y aún no se ha hecho la última jugada.