El ex conseller Joaquim Forn, que se confiesa católico, publica en www.catalunyareligió.cat el artículo «Ni galicanistas ni desarraigados» que es una réplica implacable al artículo «Los galicanistes catalanes» del católico omellista Josep M. Carbonell. Sigue el texto de Forn…
ARGUMENTO REACCIONARIO DE CARBONELL. «En el artículo ‘Los galicanistas catalanes’, Josep M. Carbonell se erige en defensor de la independencia de la Iglesia ante lo que llama intentos de manipulación de los partidos soberanistas. A partir de aquí construye un relato según el cual los presidents Puigdemont y Torra y Oriol Junqueras están decididos a forzar un pronunciamiento de la Iglesia en favor de la independencia de Catalunya. Nunca hemos pedido una declaración de la Iglesia en favor de la independencia, sí que siga el camino de la verdad y de la justicia.
Me gustaría saber cómo llega a esta conclusión y a partir de qué hechos o declaraciones de las personas mencionadas construye su tesis. Más bien tengo la sensación de que el autor del artículo resucita una serie de argumentos ya muy manidos, más propios de sectores reaccionarios de la Iglesia española, y recupera para la ocasión los viejos tópicos de siempre, donde no pueden faltar Jordi Pujol, Artur Mas, el Barça, La Caixa y Montserrat, con la voluntad de culpar a los independentistas de una desbocada voluntad intervencionista.
FORN ASUME «ARRELS CRISTIANES DE CATALUNYA». Carbonell afirma que la Iglesia católica no es una “Iglesia de pueblos” y reivindica su carácter universal. Una Iglesia universal, sin duda, pero también añadiría una Iglesia arraigada en una sociedad y en un país, una Iglesia que no mira para otro lado ante los retos, los anhelos y las injusticias que sufre su gente. Señor Carbonell, las cosas son más simples. Como católico reivindico el documento «Arrels (raices) cristianas de Catalunya». Un documento redactado en el año 1985 por todos los obispos de las diócesis catalanas y en el que dentro del apartado “Amor y servicio a Catalunya” dice: “Resulta fundamental para nosotros empezar haciendo referencia al amor a Catalunya como parte y forma del amor al prójimo” y, citando al cardenal Feltin, recuerda: “La patria forma parte del orden querido por Dios”.
ESTAMOS EN LA CÀRCEL Y OMELLA NO NOS VIENE A VER. Carbonell también nos habla de lo que para él representa “la expresión de inteligencia y sentido pastoral” del cardenal Omella, evitando el juego partidista de las instituciones. Yo, en cambio, lo interpreto como renuncia y el no cumplimientode los deberes de pastor. Uno de los ejemplos que cita el president Puigdemont en su libro lo viví directamente: la misa en recuerdo de los muertos y heridos por el atentado del 17 de agosto en la Sagrada Família, y le aseguro que el trato institucional que recibió el Govern de Catalunya por parte del cardenal fue deplorable.
Y le explicaré otro hecho que como mínimo pone en entredicho algunas de sus afirmaciones. Lo explico en mi libro ‘Entre togues i reixes’ . El 13 de octubre del 2018 pedí por carta al cardenal Omella que nos visitara en el centro penitenciario. Hacía un año que estábamos en prisión preventiva, una prisión que el propio Santo Padre califica de “otra forma contemporánea de pena ilícita oculta, más allá del barniz de legalidad”. Esta demanda nunca ha sido atendida. Estábamos en la prisión y no vino a vernos.
FORN PIDE COHERENCIA A LA IGLESIA. La prudencia, la pluralidad de opiniones dentro de la Iglesia o el miedo no pueden ser nunca una excusa para dejar de dar testimonio. Nunca hemos solicitado una declaración política en favor de ninguna opción política. Somos unos católicos que deseábamos acogida de nuestro obispo, precisamente porque consideramos que para la Iglesia “primeramente son las personas, con independencia de sus orígenes y sus ilusiones, esperanzas, angustias y fatalidades”. Si una visita a la prisión, como me decía el cardenal, podía suponer la ruptura de la pluralidad política dentro de la Iglesia, ¿qué significado tiene no visitarnos? ¿Es inocuo? ¡Es un razonamiento que cuesta entender, como tampoco comprendimos que en una entrevista afirmara que no venía a Lledoners porque es una prisión ubicada fuera de su diócesis!
Afortunadamente, han sido muy numerosos los presbíteros, religiosos y religiosas de toda Catalunya que, a través de sus cartas o de sus visitas, nos han dado el calor humano y espiritual que necesitábamos, y también han sido numerosos los obispos que presencialmente o por carta se han dirigido a nosotros o a nuestras familias. Subrayo presencialmente, porque nunca ha trascendido ninguna de estas visitas.
Señor Carbonell, nunca hemos querido ejercer un control político sobre la Iglesia, nunca hemos pedido una declaración en favor de la independencia de Catalunya. Lo que sí hemos hecho como católicos es pedir coherencia y que nuestra Iglesia siga el camino de la verdad y de la justicia.