Hola (cuesta escribir «Querido») Manuel Marchena … Esta carta al juez Manuel Marchena y al Tribunal Supremo sólo aspira a plantear críticamente su actuación respecto a los exiliados, presos y perseguidos políticos catalanes.
1. El cristiano, si quiere ser coherente con el Evangelio, y un buen ciudadano, por sentido cívico, deben hacer frente al sistema judicial injusto sea del régimen que sea … coreano, turco, venezolano, español, ¿de acuerdo Marchena?
2. Tienes que admitir que un policía puede ser ladrón y golpear ciudadanos … un bombero, pirómano … un educador, pederasta … un periodista, manipulador … un juez, injusto. ¿No Marchena?
3. Deberías saber, a pesar de la caverna mediática, que los exiliados, presos y perseguidos políticos catalanes, tratados como peligrosos criminales violentos por el régimen monárquico español, son considerados demócratas, pacíficos, inocentes en la Unión Europa donde viven libres. ¡Que curioso, Marchena!
4. Cabe preguntarse, pues, si hay jueces y juezas injustos, ¿que hay que hacer con ellos y ellas? ¿Condecorarlos? ¿Apartarlos?
5. ¿Admites que ninguna ley es respetable si atenta contra los derechos y las libertades de las personas y de los pueblos?
6. Vale la pena, aunque sea inútil, explicarte el episodio evangélico que muestra a un juez que no respeta a Dios ni los hombres. Un juez y una viuda son protagonistas de una parábola de Jesús (Lucas 18, 1-8): «Jesús propuso a los discípulos una parábola para hacerles ver que hay que orar siempre sin desfallecer. En una ciudad había un juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres. También había una viuda que iba a encontrarle y le dijo: Hazme justicia contra el hombre con quien tengo un pleito. Durante muchos días el juez no le hacía caso, pero finalmente pensó: Yo no temo a Dios ni respeto a los hombres, pero como esta viuda me causa molestias, le voy a hacer justicia; si no, irá viniendo aquí hasta que no podré aguantar más». ¿Te identificas o no, Marchena, con este juez que no tiene temor de Dios ni respeto a los hombres?
7. El Papa Francisco comenta (25 Mayo 2016) esta parábola sobre el juez injusto y sin escrúpulos. Dice … «El juez es un personaje poderoso, llamado a emitir un juicio sobre la base de la ley de Moisés. La tradición bíblica recomienda que los jueces sean gente temerosa de Dios, dignos de confianza, imparciales e incorruptibles. Por el contrario, este juez no temía a Dios ni respetaba a los hombres. Era un juez injusto, sin escrúpulos, no tenía en cuenta la Ley, hacía lo que quería, de acuerdo a sus intereses. Pero a él acude una viuda buscando justicia. Viudas, huérfanos, extranjeros eran los grupos más vulnerables de la sociedad. Los derechos que les otorgaba la ley se podían pisar fácilmente porque, estando solos y sin ayuda, era muy difícil que se pudieran hacer valer. Una viuda pobre, sola, nadie la defendería, podían ignorarla, ni siquiera hacerle justicia. También el huérfano, el extranjero, el inmigrante … en aquella época era muy fuerte este problema. Ante la indiferencia del juez, la viuda recurre a su única arma: continuar molestándose el insistentemente, presentándole su solicitud de justicia. Y con esta persistencia llega a la meta. El juez, de hecho, en un momento dado la escucha, no porque el mueva la misericordia o la conciencia; sencillamente, admite: «Esta viuda me causa molestias le voy a hacer justicia; si no, irá viniendo aquí hasta que no podré aguantar más «.
8. El Evangelio y Francisco son contrarios a los jueces injustos y sin escrúpulos, y dejan constancia de que estos jueces ya son desde ahora juzgados por la justicia de Dios. Su supuesto poder inmenso sobre la vida y la libertad de las personas se deshará un día por la acción de cualquier minúsculo virus que afecte tu corazón, tu cabeza y tu conciencia. ¿Eres consciente de ello Marchena? … Qué Dios que te juzga, la justicia justa, y la humanidad estén contigo.