«Que el Covid 19 no nos haga olvidar que tenemos gente en la cárcel y en el exilio» es uno de los ejes de la plegaria semanal en los Capuchinos de Sarrià para los exiliados y presos políticos. Plegarias compartidas telemáticamente en pleno confinamiento.
1. «Seamos pocos, seamos muchos, nos hemos de mantener en pie para defender la dignidad de las personas y de los pueblos. Debemos lamentar y hacernos eco de los que ven maltratada su dignidad, y hemos de lamentar los que aplauden, premian, y defienden reiteradamente los que maltratan a sus conciudadanos».
2. «Siempre es de admirar y agradecer que en todas las épocas hay personas y entidades que con mucho esfuerzo han defendido con riesgo personal, e incluso de la propia vida, los valores de la libertad, la justicia, la verdad y la igualdad. Pero también son de lamentar los silencios culpables de los que en lugar de denunciar y juzgar los abusos del poder y su corrupción lo defienden y lo protege «.
3. «Las leyes deben estar al servicio de los hombres y no al contrario. El esclavismo fue legal. El feudalismo fue legal. El colonialismo fue legal. El fascismo fue legal. El apertheid fue legal. No dejar votar las mujeres fue legal. Tener presos políticos puede ser legal pero es injusto. No acoger a los inmigrantes que huyen de las guerras o de la miseria puede ser legal pero es injusto. El mundo evoluciona a pesar de la pérdida de derechos y de muchas injusticias vestidas de legalidad».
4. «No se puede dejar de luchar y trabajar para que el mundo sea más justo aunque pueda ser ilegal. Lo hizo Jesús en su momento, luchando a favor de la justicia y la igualdad de los hombres y por eso murió. Igualmente Ghandi que luchó contra la legalidad británica para liberar a su pueblo del colonialismo y la explotación. Como también Martin Luther King y Nelson Mandela que lucharon contra las leyes racistas y de apartheid, totalmente legales en aquellos momentos en sus respectivos países «.
5. Oremos con el salmo 141 … «Señor, yo te invoco, no tardes en venir. Así que te llamo, escucha mi voz (…) Guárdame el corazón, que no se decante a un malhechor, a cometer ningún tipo de injusticia (…) Cuando ellos me hacen daño. Yo sigo orando (..) Guárdame de los que me ponen un lazo, de los engaños del quienes van con malas artes».