El fin del mundo no está cerca pero, como tantas veces, es el fin de muchos. La crisis del coronavirus es sanitaria, económica, social, cultural, política. Profundamente humana.
1. La sabiduría bíblica, tan desconocida, lo expresa con su lenguaje apocalíptico. «Pero entonces, después de la tribulación, el sol se oscurecerá, la luna no dará claridad; las estrellas irán cayendo del cielo y los coros celestiales serán sacudidaos» (Marcos 13, 24-17).
2. La fragilidad de los seres humanos y del universo es infinita. La historia lo demuestra … Diez plagas. Peste. Guerras. Holocausto. Fascismos. Dictaduras. Desastres. Racismo. Persecuciones. Represión. Exiliados y presos políticos. Coronavirus. Muerte … Humanidad sembrada de cruces a lo largo de la historia y en toda la Tierra. Consta en el último libro de la Biblia, el Apocalipsis, escrito en el año 95 con lenguaje simbólico e imágenes catastróficas pero que también significa revelación. Uno de sus siete sellos da nombre a una extraordinaria película de Ingmar Bergman, «El séptimo sello» (1957).
3. El caballero Antonius Block ha pasado años en las cruzadas y vuelve a casa, Suecia. La Europa del siglo XIV es devastada por la peste negra. Antonius está cansado, desencantado de la vida. Se encuentra con la Muerte que llama a todos … ricos, pobres, reyes, súbditos, nobles, campesinos, clérigos … Antonius plantea preguntas y respuestas en busca del sentido de la vida, la muerte, la existencia y el silencio de Dios. Quiere ganar tiempo con la esperanza de resolver estos enigmas, y reta a la Muerte a jugar una partida de ajedrez, como una pintura que hay en una pequeña iglesia cerca de Estocolmo.
4. Ingmar Bergman explicó las claves de la película … «En la Edad Media los hombres vivían en el miedo de la peste. Hoy viven el miedo de la bomba atómica. El séptimo sello es una alegoría con una cuestión muy sencilla: el hombre, su eterna búsqueda de Dios y la muerte como única certez «. Ahora añadiría que se vive con el miedo del coronavirus.
5. Un par de pensamientos del internauta Esteve Rodríguez (que se presenta como matemático y cristiano). «¿Quién es mi prójimo? ¿El hombre de mi sangre? ¿De mi partido? ¿El que me favorece? No, es aquel por el que siento misericordia y por el que pasa por mí el universal don y amor de Dios, que hace llover las aguas del cielo sobre los buenos y los malos. (J. Maritain) «. Y «Sólo hay dos salidas intelectualmente viables: La esperanzada, según la cual al fin de la vida nos encontraremos con quien llamamos Dio … O la nihilista, según la cual nuestra existencia camina hacia ninguna parte, a la muerte y a la nada».