Tres frentes abiertos de Salvador Illa. Gestión kafkiana como ministro de Sanidad contra el coronavirus. Responsabilidad en el caos municipal de Badalona. Incoherencia de un católico que se niega a visitar a los presos políticos catalanes sean o no católicos.
1. La gestión del ministro Illa en la pandemia es incoherente y contradictoria. Desde fuera del Gobierno PSOE / Podemos, desde el mundo sanitario y desde la prensa internacional lo critican. Isa llla traslada su antisobiranismo catalán a Madrid. Su gestión ministerial ultracentralista fracasa en un estado que, teóricamente según la Constitución, debería ser descentralizado en la financiación, en el funcionamiento y en la toma de decisiones. Es víctima y corresponsable de la decisión de su presidente, Pedro Sánchez, de autoproclamarse «autoridad única competente» apropiándose de las competencias de los territorios como Catalunya. Casos de su gestión kafkiana … son la forma como se hace el confinamiento, el desconfinament, las ruedas de prensa militarizadas, los criterios para contar los infectados y los muertos, la compra de miles de tests y mascarillas defectuoso, la falta de material sanitario y protector para el personal, y un largo etcétera.
2. Un segundo frente que Illa tiene abierto es la situación municipal caótica de Badalona debido a la actuación impresentable de su alcalde, Àlex Pastor (PSOE). Illa, Iceta y Pastor comparten una radical hostilidad contra el soberanismo democrático y pacífico. Iceta, primer secretario del PSC / PSOE, e Illa, secretario de organización, han sido los principales avaladores de Pastor e impulsaron que el ahora defenestrado Pastor se hiciera con la alcaldía de Badalona.
3. El tercer frente que Illa tiene abierto es el hecho de confesarse católico como el entorno de su partido lo proclama con el objetivo de presentarlo como el hombre del Gobierno de PSOE / Podemos que se relacionará con el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella, el cardenal que en el conflicto de las obras de arte entre Aragón y Catalunya defiende la postura aragonesa. El hecho es que, a pesar de que el episodio del Juicio Final está a favor de visitar los presos, el católico Illa se ha negado siempre a visitar a los presos políticos catalanes. Tampoco ha querido visitar al preso católico Quim Forn aunque ambos se relacionaban en Barcelona como representantes de PSC y JxCat. Illa explicó un día para que se negaba a visitar al preso Forn, hombre de excelente calidad humana: «No lo he ido a verlo a la cárcel. A ningún preso. No he querido que fuera interpretado como un gesto político». La política prevalece sobre la fe.
4. Tampoco Omella, a diferencia de otros obispos catalanes, ha visitado los presos políticos aunque algunos de ellos, que se confiesan cristianos, le han pedido que los visitara esperando un apoyo humano y cristiano. El preso Quim Forn lo recuerda en su libro «Entre togas y rejas» (Enciclopedia). Forn escribió a Omella pidiendo que visitara los presos, pero el cardenal no ha ido nunca. El cristiano Forn lamenta: «El miedo al que dirán y el querer quedar bien con todos han acabado pesando más que los mensajes que predica, y que contienen los Evangelios: estaba en la cárcel y no vinisteis visitarme». Y Omella, que dice que él no hace política, ha sido aplaudido por el españolismo político, desde el PSOE a VOX. Y ahora, ay, preside la Conferencia Episcopal Española.