1. El «mando único competente» contra el coronavirus (Pedro Sánchez y su Gobierno PSOE / Podemos) es tan incompetente que confina tarde y mal y desconfina temprano y mal. Hacerle caso es correr el riesgo de contagiarse e ir al suicidio colectivo. Una vez suicidados nadie podrá reclamar nada.
2. Los buenos españoles se suicidarán con «unidad» patriotera y el «orgullo de ser españoles» como proclama el ministro de Justicia, Campo, de nombre Juan Carlos, con «lágrimas en los ojos«. Miquel Iceta, José Zaragoza, Eva Granados, Ada Colau y sus compañeros «progres» aplaudirán emocionados este final dantesco. Dirán, coincidiendo con PP / VOX / Cs, que la culpa es de Quim Torra.
3. Asimismo, uno de los principales problemas en Catalunya es el de la residencias de ancianos. Desde el unionismo ya se pregunta: «¿Nadie se hace responsable políticamente del trato inhumano en tantas residencias cuya supervisión depende de la Generalitat? ¿Una dimisión, tal vez?». En todo caso, puestos a buscar ya desde ahora un responsable político habría que apuntar primero al que se ha constituido como «mando único competente». ¿Pedro Sánchez dimisión? ¿Salvador Illa dimisión?
4. Antoni Trilla, jefe de Epidemiología del Hospital Clínic, y uno del mejores expertos en la materia, no muestra la severidad unionista. Explica que el caso de estas residencias se da en muchos países europeos porque han sido creadas precisamente como residencias y no como hospitales.
5. Además, el Gobierno español ha aprovechado la pandemia para iniciar un proceso de recentralización asumiendo competencias de las autonomías. Esta recentralización está siendo un fracaso. La OMS pide a Europa que tomen nota de la «terrible experiencia» de España». Bloomberg, la gran revista mundial de economía escribe: «La tragedia de España era demasiado previsible». Pone sobre la mesa datos como la fragilidad histórica del sistema sanitario español (4.400 UCI con 47 millones de habitantes) comparadas con el sistema sanitario alemán (28.000 UCI con 84 millones de habitantes). Esto, sí, España dedica gran parte de su presupuesto para la fabricación de armamento y la construcción de AVES sin pasajeros.