Una carta al Papa Francisco pidiendo su intercesión por los exiliados y presos políticos catalanes ha sido enviada por el firmante a titulo personal. Sigue la versión en castellano.
Barcelona, Cataluña, 2 de marzo del 2018
Su Santidad Papa Francisco,
Me dirijo a usted, estimado Santo Padre, como católico que aspira ser buen cristiano, periodista de asuntos religiosos (*) y ciudadano comprometido con las legítimas aspiraciones sociales, culturales y nacionales de Cataluña.
Cataluña vive un Viacrucis que comparte con muchos hombres, mujeres y pueblos que también lo sufren en el siglo XXI. Gobernantes, dirigentes políticos, líderes cívicos y numerosos ciudadanos catalanes son perseguidos por el régimen español por promover, siempre pacíficamente y pasando por las urnas, el derecho a decidir de mi país sobre su futuro. Algunos, desde hace cuatro meses, están exiliados en Bélgica y Suiza o son presos políticos preventivos en centros penitenciarios de España lejos de sus familias. Ninguno de ellos ha sido procesado, ni juzgado, ni sentenciado. Su trayectoria pacifista y de servicio a la comunidad es implacable. Y algunos dan testimonio de su fe cristiana.
Los obispos catalanes expresan su preocupación por esta situación. Afirman en un documento (16/02/2018): «Queremos hacer mención de una cuestión que nos preocupa. En cuanto a la prisión preventiva de algunos antiguos miembros del gobierno catalán y de algunos dirigentes de organizaciones sociales, sin entrar en debates jurídicos, pedimos una reflexión serena sobre este hecho, en vistas a propiciar el clima de diálogo que tanto necesitamos y en la que no se dejen de considerar las circunstancias personales de los afectados”.
Comparto esta preocupación, estimado Papa Francisco, y asumo, como tantos, cristianos o no, vuestra oposición a la prisión preventiva según manifestasteis a la Asociación Internacional de Derecho Penal (23/10/2014). Afirmasteis: «La prisión preventiva (cuando de forma abusiva procura un anticipo de la pena, previa a la condena, o como medida que se aplica ante la sospecha más o menos fundada de un delito cometido) constituye una forma contemporánea de pena ilícita oculta, más allá de un barniz de legalidad. La cuestión de los detenidos sin condena se debe afrontar con la debida cautela, desde el momento que se corre el riesgo de crear otro problema tan grave como el primero, si no peor: el de los reclusos sin juicio, condenados sin que se respeten las normas del proceso».
Estos son algunos de los motivos, estimado Santo Padre, por lo que pido vuestra intercesión para que los exiliados y los presos políticos catalanes sean liberados y puedan volver a su casa. En definitiva, se trata de aplicar la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Doctrina Social de la Iglesia.
Muchas gracias por las gestiones que podáis realizar. Y como acostumbráis a pedir para usted, contad con mi plegaria al Dios de Jesús.
Cordialmente en Cristo,
Oriol Domingo
(*) Como periodista de asuntos religiosos he estado vinculado a “La Vanguardia” (diario de Barcelona), y col·laboro en“Qüestions de vida cristiana” (revista de la abadia de Montserrat), “Ràdio Estel” (emisora del arzobispado de Barcelona), “Foc Nou” (mensual catalán), “El Pregó”(quincenal), www.avantguarda.cat (web personal que contiene la sección In saecula saeculorum)