Camprodón, un obispo creyente y arraigado en el pueblo

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«Obispo Camprodón. Claves de una existencia creyente»es el segundo de los seis apartados de la sección «Mirador» del número 257 de «Qüestions de vida cristiana», editado por Publicacions de l’Abadía de Montserrat y Fundació Joan Maragall

1. Jaume Camprodon es el último de los obispos que vivía de los que firmaron «Raíces cristianas de Catalunya» (27 de diciembre 1985), documento ratificado 25 años después (21 de enero 2011) por el episcopado catalán. Escribe su «Comiat» en la Pascua de 2008, a los 89 años, ocho años antes de su fallecimiento. Este testamento espiritual ofrece las claves de su existencia.

2. El obispo Jaume es un hombre creyente: «La fe, regalo de Dios que confío que me acompañará hasta el día que este cuerpo diga basta y me encuentre cara a cara con el Dios amor, en quien ya ahora, si bien en el misterio, vivimos, nos movemos y somos». Vive períodos de noche: «Cuando las horas de oscuridad han cribado la esperanza, las palabras del Apóstol (‘Sé de quién me he fiado’), escritas desde el cautiverio, me han dado luz, aunque sea a través de una rendija». Experimenta que ser cristiano, como ha escrito Francesc Torralba, es un proceso y que nunca se es del todo cristiano: «Con los años he ido tomando conciencia del alcance de este anuncio (‘Buscad a Jesús de Nazaret’)». Declara ser hombre de Iglesia, de una Iglesia deficiente: «Confieso sin reticencias que esta fe la he recibido y me la garantiza, a pesar de sus deficiencias, la Iglesia de Jesucristo, una, santa, católica, y apostólica» .

3. El obispo Jaume creyendo en Dios ama el mundo y en su país: «La vida es bella y reca dejarla (…) Doy gracias a mis padres con quien, junto con el habla catalana, voy a tomar a componer ya rezar el Padrenuestro, y estimar la tierra «. El obispo Francisco Pardo dijo en la homilía del funeral: «El obispo Jaume escribe en una carta que los que hemos nacido en Cataluña o vamos hundiendo las raíces debemos emular seleccionados para servir más y mejor en todos los campos donde la vida se desarrolla, para que consiga la personalidad que por derecho de naturaleza le corresponde. El amor a la patria, y el amor se comprueba en el servicio, no es accesorio al espíritu cristiano «.

4. El buen obispo Jaume búsqueda Dios más en la vida que en las doctrinas o en determinadas religiosidades: «El Señor se hace presente en medio del dolor ya través de tantas personas que se afanan apoyar y cubrir las necesidades de los demás a costa de ellas mismas (….) Dios es entre los crucificados y entre los altruistas de hoy. No lo busca en el círculo de los aposentados y parafernalia, aunque se vistan con orlas de religiosidad (…) En esta hora de despedida me duele y me arrepiento de no haber dedicado el tiempo debido y más energías a ayudar a descubrir con la palabra y sobre todo con la propia vida las señales del Reino «.

5. El obispo Camprodon ya manifestó, en 2006, la voluntad de dar su cuerpo a la ciencia: «Lo he decidido como una aportación a la sociedad de la que he recibido tanto, y como un gesto de comunión con el pan partido y compartido en la mesa de la Eucaristía «. Pide hasta seis veces perdón a Dios, a la Iglesia ya los otros en su «Despedida». Y se muestra sereno y esperanzado ante el propio traspaso: «Con mucha paz porque tengo plena confianza en la Pascua del Señor Jesús (…) Y bastante. En estos momentos se impone el silencio. Un silencio contemplativo de la propia vida y de la misericordia de Dios que se va abriendo camino en cada uno de nosotros. Adiós y hasta la vista «.

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