El idilio político entre La Vanguardia y Soraya Sáenz de Santamaría es diario. La vicepresidenta del Gobierno español siempre es elogiada, nunca criticada.
1. Un ejemplo. El diario de los Godó elogia en un editorial la presencia de la vicepresidenta española en un acto celebrado en la capital de Catalunya para promover el Día de Sant Jordi como patrimonio inmaterial de la Unesco. Este diario, a su vez, critica la ausencia del president Carles Puigdemont en esta ceremonia.
2. La presencia, sin embargo, de Sáenz de Santamaría es polémica porque forma parte de la «Operación diálogo» que es una de las caras de la «Operación Cataluña» contra el soberanismo democrático y pacífico. Su presencia ha provocado la dimisión de Isabel Martí como vicepresidenta de la Asociassió d’Editors en Llengua Catalana. El president Puigdemont lo explica muy bien en su discurso del 23 de abril con su habitual tono claro y didáctico. Dijo: «Si el día de Sant Jordi consigue el reconocimiento como patrimonio inmaterial de la Unesco no será gracias a los herederos políticos que persiguieron la cultura catalana, sino de quienes han mantenido vivas la llama de la cultura y la lengua catalanas gracias a los libros. Será gracias a la gente que cada año llena las calles de manera masiva y gracias a los que mantuvieron la fiesta en tiempos difíciles, cuando editar en catalán era un riesgo económico y personal y se había de imprimir clandestinamente».
3. Otro ejemplo. Un tuit del escritor Albert Sánchez Piñol sobre este asunto. Sánchez Piñol fue censurado por Sáenz de Santamaría en septiembre de 2014 y por el diario dirigido por Màrius Carol en febrero de 2015. Curioso. Significativo. Este es el tuit del gran escritor catalán: «Quisiera recordar que cuando el gobierno español censuró la presentación de VICTUS en Holanda esta señora, Soraya Sáenz de Santamaría, tuvo la barra, la santísima barra, de declarar públicamente que ‘el acto se ha aplazado por motivos de agenda del autor'(!!!!! ?????). Y ahora el Gremi d’Editors va y la invitan a un acto de llepaculisme repulsivo. ¿A qué? Menos mal que aún queda gente como Isabel Marti. Nos pueden ofender, pero mientras haya alguien como Isabel Martí no nos podrán humillar».