«No podemos callar» es el título del artículo de mosén Cinto Busquet, responsable de «Cristianos x la soberanía», que se publica en el semanario «Catalunya Cristiana». El articulista argumenta que los obispos de Catalunya deben pronunciarse a favor del referéndum por fidelidad a la doctrina social de la Iglesia y los documentos del episcopado catalán.
1. En varias ocasiones, ante mis tomas de posición públicas sobre los derechos de Catalunya como pueblo, personas que valoran mi tarea como sacerdote me han expresado su temor de que, por parte de la autoridad eclesiástica, pudiera ser recriminado por defender con claridad, desde los principios evangélicos y la doctrina social de la Iglesia, el derecho indiscutible del pueblo catalán a decidir democráticamente y en libertad su futuro político. Esta percepción, por parte de algunos, de nuestros obispos como estamento inquisitorial y censurador me ha dolido íntimamente como cristiano y como ministro de la Iglesia, porque nada más lejos de la realidad.
2. Independientemente del lugar de nacimiento y de sus opiniones personales sobre el proceso, no tengo la menor duda de que los actuales responsables de las diócesis catalanas están al servicio de nuestro pueblo y que, apesar de que obviamente no hacen campaña ni por la independencia de Catalunya ni por la unidad indisoluble de España, siguen defendiendo los derechos nacionales de nuestro país, tal y como manifestaron los obispos catalanes en su momento, inequívocamente y unánimemente, en las cartas pastorales Raíces Cristianas de Catalunya (1985) y al servicio de nuestro pueblo (2011).
3. Pero ya sabemos que los documentos eclesiásticos tienen un eco mediático más bien limitado y, tal vez por eso, sería necesario que los actuales obispos se pronunciasen explícitamente, en fidelidad a lo que ya ha sido afirmado en el pasado, y dijesen que el pueblo catalán es soberano por el hecho mismo de ser un pueblo con voluntad de serlo y que, por lo tanto, el Estado español no tiene moralmente el derecho de prohibir ni de obstaculizar el referéndum de autodeterminación que el Govern de la Generalitat tiene previsto convocar dentro de unos meses, contando con una mayoría parlamentaria suficiente para consultar a la ciudadanía sobre un tema de debate cotidiano en nuestra sociedad desde hace demasiados años.
4. No tengamos miedo a ser proféticos y responder a las expectativas de nuestra gente, sin dejarnos condicionar por la intransigencia de algunos. No se necesitan grandes documentos, sólo un breve comunicado y una rueda de prensa bien hecha que recuerden a todos cuáles son los principios que los obispos catalanes ya acordaron hace años sobre los derechos nacionales de Catalunya. Ojalá que, por el bien de la sociedad catalana y de la sociedad española, los dirigentes políticos españoles tengan que decir «con la Iglesia hemos topado», y todos los ciudadanos de Catalunya se sientan en conciencia llamados a decidir juntos democráticamente el propio futuro como pueblo soberano.
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