La periodista Pilar Rahola -«no soy creyente, aunque algún buen amigo me dice que soy la no creyente más creyente que conoce», confiesa- fue la pregonera del Domund en la Sagrada Familia.
1. Es un acierto que una soberanista catalana y agnóstica hubiera aceptado este encargo teniendo en cuenta que el Domund es una jornada mundial para explicar la labor de promoción humana y evangelizadora de la Iglesia. Tan acertado fue el pregón de Rahola que un diario tan significativo como el Osservatore Romano ha hecho un amplio resumen con la título «La rivoluzione cristiana».
2. El agnosticismo de Pilar Rahola es compatible con la misión evangelizadora de la Iglesia. Un agnosticismo humilde, razonable, abierto al diálogo con los creyentes que intentan vivir una fe humilde, razonable y abierta a los agnósticos. Estos creyentes y agnósticos son profundamente humanos.
3. Rahola dice que no es creyente porque es una persona con dudas. El creyente también es una persona con dudas intelectuales y existenciales. Dudar, preguntar, buscar es consustancial a la condición humana. La fe cristiana es ante todo un estilo de vida inspirado en los valores evangélicos que también hoy son válidos. Rahola recalca: «Hay que poner en valor la entrega de miles y miles de cristianos, a lo largo de los siglos, que han hecho un trabajo de evangelización, convencidos de que transmitir los valores fraternales, la humildad, la entrega, la paz, el diálogo… los valores del mensaje de Jesús era bueno para la humanidad». También afirma que si «se hubiera salvado el texto de los Diez Mandamientos, podríamos volver a levantar la civilización moderna (…) Amarás al prójimo como a ti mismo, no robarás, no matarás, no hablarás en falso, la salida de la jungla, el ideal de la convivenci «.
4. Un comentario cordial sobre este punto. La revolución cristiana pasa del Antiguo al Nuevo testamento. De los diez mandamientos al Padrenuestro, el Magnificat, el Juicio Final, las Bienaventuranzas. «Dichosos los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos, los que lloran porque serán consolados, los humildes porque poseerán la tierra, los que tienen hambre y sed de justicia porque serán saciados, los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia, los limpios de corazón porque verán a Dios, los que trabajan por la paz porque serán llamados hijos de Dios, los perseguidos por causa de la justicia porque de ellos es el reino de los cielos».
(Traducción al castellano del artículo publicado en «El Pregó»)