Camprodon. Obispo de Nazaret arraigado en Catalunya

448

Jaume Camprodón (1926/2016), obispo emérito de Girona (1973-2001), murió tras sufrir un ictus y cuando hacía una semana que había cumplido 90 años.

1. Camprodon es un obispo de Nazaret arraigado en Catalunya. Profundamente humano, radicalmente cristiano. Quería una Iglesia sencilla como la de Nazaret, no como el Vaticano. Dijo hace años a Miriam Díez Bosch cuando la periodista gerundense fue a estudiar a Roma: «Al atravesar la plaza de San Pedro, veas el Vaticano y te des cuenta de cómo funciona la Iglesia, recuerda siempre que, sin embargo, yo creo en Dios». El obispo ha sido fiel a lo que escribió en el artículo «Volver a Nazaret» (05 de septiembre 1976). Preconizó una Iglesia pobre, sin lujos ni privilegios, que viviera con fe, de manera esperanzada y solidaria. «La Iglesia -decía- tendrá credibilidad por la vida de los creyentes, no tanto por las verdades que predica». Y la verdad es vivir la vida de Jesús de Nazaret.

2. El buen obispo Camprodon, por coherencia, no residió en el palacio episcopal de Girona. Optó por vivir en un piso de la ciudad. No aceptó la Creu de Sant Jordi de la Generalitat que le ofreció el president Jordi Pujol indicando que ello no se interpretara como un desprecio. «Tomo como referente -argumentó- el cardenal Francesc Vidal i Barraquer que no aceptó la Gran Cruz de Isabel la Católica que en 1935 le ofrecía el presidente de la República porque dijo que el mejor premio para un sacerdote es la cruz pectoral que tantas cosas dice de un obispo». Al concluir su labor episcopal, el austero Camprodon fue a vivir con las Hermanitas de los Pobres de Girona. Ahora, al final, ha dado su cuerpo a la ciencia por amor a la humanidad y con la fe en el misterio de la resurrección, que no se pierde en disquisiciones sobre las cenizas de los difuntos.

3. Jaume Camprodon ha sido un obispo del pueblo. Comprometido con el Concilio Vaticano II que implica la renovación interna de la Iglesia y su apertura al sufrimiento, la alegría y los proyectos del mundo contemporáneo. Es uno de los obispos que elaboraron «Raíces cristianas de Catalunya» (1985). Este documento, válido hoy, afirma: «Como obispos de la Iglesia en Catalunyh, encarnada en este pueblo, damos fe de la realidad nacional de Catalunya. (…) También reclamamos para ella la aplicación de la doctrina del magisterio eclesial. Los derechos y los valores culturales de las minorías étnicas dentro de un Estado, de los pueblos y de las naciones o nacionalidades deben ser respetados e, incluso, promovidos por los Estados».

4. Joaquim Nadal, que fue alcalde de Girona durante 28 años coincidiendo prácticamente con el largo pontificado de Jaume Camprodon a quien conoció y amó, ha comentado: «Ha habido obispos gestores, administradores, juristas, políticos. El obispo Jaume fue un sacerdote ejemplar y un pastor; clérigo y pastor atento siempre a los fieles de su diócesis, atento a los creyentes y los no creyentes, ejemplo para los poderosos, solidario con los humildes. Jaume Camprodon hizo de su vida y de su sufrimiento en los momentos de salud difícil un itinerario de fe, un ejemplo de fidelidad evangélica, que todos los ciudadanos, creyentes y no, debemos reconocer y agradecer»

(Traducción del artículo publicado en www.tribunacatalana.cat)

Compartir esta entrada