«Ada Colau sabe convertir sus fracasos en éxitos mediante el método de culpar a los demás de todos los males», dice el periodista Joaquin Roglan, autor de ‘Excelentísima activista. Crónica algo sentimental de la Barcelona de Ada Colau», libro que critica abiertamente a la alcaldesa.
Periodista y profesor de Periodismo en la Universidad Ramon Llull, Joaquín Roglan (Barcelona, 1952) publica en ediciones Península «Excelentísima activista. Crónica algo sentimental de la Barcelona de Ada Colau», una lectura crítica y ácida del primer año en el ayuntamiento de la fundadora de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) Roglan escribió esta ‘Crónica algo sentimental de la Barcelona de Ada Colau’ porque se la encargó Ramon Perelló, editor de Península para convertirlo en el de referencia del libro político masivo. «Según me dijo, pensó en mí porque he escrito diversos libros de Barcelona y presupone que conozco relativamente bien la ciudad donde he vivido y trabajado como periodista y reportero durante más de cuarenta años. También debió de tener en cuenta que no pertenezco a ningún partido ni guardo relación alguna con la política», dice Roglan.
El autor reconoce que, más que interesarle, Ada Colau le inspira «curiosidad» como «fenómeno mediático y social» y que también le interesan sus circunstancias generacionales.«Ella pertenece, aunque simule lo contrario, a la generación más privilegiada desde la Transición», asegura Roglan, que considera «curioso» que Colau explique que «tenía trabajos precarios, cuando estudió y creció durante la etapa de pleno empleo». Roglan apunta también que tal vez fue porque «no le interesaba un empleo estable, o que su currículum profesional no se ajustaba a sus pretensiones». «En todo caso, de nuevo vivió como una privilegiada en su ONG y viajó a países a los que ninguna persona desahuciada pudo viajar, y menos aún a cargo del contribuyente«, critica el periodista.
Para este profesor universitario, «la constante presencia mediática de Colau es una operación de imagen y de laboratorio de manual y se basa en técnicas de propaganda muy antiguas y empleadas precisamente en etapas y en países muy poco democráticos». Añade: «Sabe convertir sus fracasos en éxitos mediante el método de culpar a los demás de todos los males y aparecer ella siempre como la inmaculada redentora».
El cronista cree que Ada Colau es «ambiciosa», lo que no ha de ser inerpretado en negativo ya que «las personas ambiciosas desean llegar lo más lejos posible en lo suyo y algunas lo consiguen». Roglan dice que si alguien sabe adónde va Colau es «sólo ella» y también la única que sabe si dejará algún día la política, aunque «algunos políticos reconocen que el poder crea adicción». Para Joaquim Roglan, Barcelona tiene como primera alcaldesa de la ciudad a Ada Colau porque «la ciencia política es la única donde dos más dos no suman necesariamente cuatro, y la ley electoral que no se ha querido reformar durante tantos años propicia aritméticas que permiten que una minoría minoritaria mande sobre mayorías mayoritarias». «Con sumar dos o tres partidos de su oposición, cualquier candidato o candidata podría dejarla sin la vara de alcaldesa», advierte, a la vez que señala que no hay que pensar que sus rivales no estén a su altura porque «torres más altas han caído». Para el periodista, que activistas como Ada Colau hayan dejado la calle para entrar en las instituciones ha dejado la calle «más desorientada y más desordenada que nunca».
(Crónica de la agencia Efe)