María, madre de Jesús, tiene fe en el Dios que derriba el poder altivo y que está a favor de los humildes humillados por el poder. Así se expresa en el Magnificat (Lucas 1, 38-96) según se ora en el día de Santa María, 15 de agosto, himno musicado por grandes compositores como Claudio Monteverdi y Johann Sebastian Bach
Mi alma magnifica al Señor,
mi espíritu celebra Dios que me salva,
porque ha mirado la humillación de su sirviente.
Desde ahora todas las generaciones
me diran bienaventurada,
porque el Todopoderoso obra en mi maravillas.
Su nombre es santo,
y el amor que tiene a los que creen en él
se extiende de generación en generación.
Las obras de su brazo son potentes:
dispersa a los hombres de corazón altivo,
derriba a los poderosos de sus tronos
y exalta a los humildes.
Llena de bienes a los hambrientos
y los ricos se van sin nada.
Ha protegido Israel, su siervo,
como lo había prometido a nuestros padres;
acordándose de su amor a Abraham
y a su descendencia para siempre.