Los montajes organizados por Jorge Fernández Díaz, ministro de las siniestros cloacas del estado, para tergiversar la realidad en contra de los adversarios políticos, son duramente condenados por Francisco.
1. Las conversaciones de Fernández Díaz con Daniel de Alfonso, que entonces era jefe de la Oficina anti Fraude de Catalunya, demuestran la conspiración de estos dos individuos contra el prestigio de las personas y contra los que califican de enemigos políticos. Actúan sin escrúpulos en el intento de conseguir sus objetivos. Utilizan la difamación, la desinformación y la calumnia empleando medios de comunicación serviles.
2. El Papa Francisco se ha referido varias veces de manera muy crítica contra estos montajes como los de Fernández Díaz. El Papa lo ha hecho pensando en la vida interna de la Iglesia y en las relaciones personales y sociales. Francisco, en una de sus reflexiones en la misa diaria de la iglesia de Santa Marta, afirmó: «La difamación, la desinformación, la calumnia son pecado. Buscan perjudicar a los otros, destruirlos, arruinar la reputación de las personas, afirmar cosas que no son verdad, decir verdades a medias o cosas que no son ciertas. Esto es directamente matar al hermano. Es lo que quiere el diablo».
3. También en el libro «El nombre de Dios es Misericordia», que es una conversación del Papa con el periodista Andrea Tornielli, Francisco se refiere a la corrupción política. Afirma del corrupto: «Es aquel que quizás va a misa los domingos, pero no tiene ningún problema en sacar provecho de su posición de poder exigiendo sobornos».
4. Las palabras de Francisco deberían ser tenidas en cuenta por Jorge Fernández Díaz que dice que es católico. Como supuesto católico y por ética política, Fernández Díaz debe dimitir, pedir perdón, romper con el franquismo, actuar como un demócrata, poner fin a las diabólicas cloacas del estado, y quitarse de la cabeza su ambición de ser embajador de España en el Vaticano.
(Texto publicado en www.tribunacatalana.cat)