El cardenal Antonio Cañizares hace una lectura de la exhortación papal sobre la familia contraria a la de Francisco. Así consta en un discurso que acaba de hacer en Valencia.Cañizares se refiere a «la ideología más insidiosa y destructora de la humanidad de toda la historia universal que es la de género».
Cañizares quiere imponer a la sociedad su concepción sobre la familia y afirma que «no hay que obedecer» una legislación que contradiga esta concepción. El cardenal cae en contradicciones. Pretende imponer lo que Jesús no impone. Jesús propone. Jesús de Nazaret propone el Evangelio, aporta un estilo, y es cordialmente comprensivo con las personas que no lo aceptan.
Antonio Cañizares deja claro en su discurso sobre la familia que está interesado sobre todo en … ¡España !. Afirma que su visión de la familia «forma parte de la tradición española más noble, pues la impronta que la fe católica ha dejado en la vida y cultura de los españoles es muy profunda para que se ceda a la tentación de silenciarla».
El lenguaje del cardenal españolista se contradice con el talante del Papa tal como se manifiesta en su documento sobre la familia «Amoris Laetitia» (La alegría del amor). Francisco dice: «Los cristianos no podemos renunciar a proponer el matrimonio para no contradecir la sensibilidad actual (…) Tampoco sirve pretender imponer normas por la fuerza de la autoridad». También dice: «Tenemos que ser humildes y realistas, para reconocer que a veces nuestra manera de presentar las convicciones cristianas, y la forma de tratar a las personas, han ayudado a provocar lo que hoy lamentamos, por lo que nos corresponde una saludable reacción de autocrítica».
El Papa Francisco escribe: «Nos cuesta dejar espacio a la conciencia de los fieles, que muchas veces responden de la mejor manera posible al Evangelio en medio de sus límites y pueden desarrollar su propio discernimiento ante las situaciones en que se rompen todos los esquemas. Somos llamados a formar las conciencias, no a pretender sustituirlas». También escribe: «En las difíciles situaciones que viven las personas más necesitadas, la Iglesia debe tener un especial cuidado para comprender, consolar, integrar, evitando de imponerles una serie de normas como si fueran una roca, con la que se consigue el efecto de hacer que se sientan juzgadas y abandonadas precisamente por esta madre que es llamada a acercarles la misericordia de Dios».
Francisco afirma: «La mirada de Cristo, cuya luz ilumina todo hombre, inspira el cuidado pastoral de la Iglesia para con los fieles que simplemente conviven, los que han contraido matrimonio sólo civil o los divorciados vueltos a casar». También afirma: «Al mismo tiempo que la doctrina se expresa con claridad, hay que evitar los juicios que no tienen en cuenta la complejidad de las diversas situaciones, y hay que estar atentos a la manera en que las personas viven y sufren a causa de la su condición».
(Artículo traducido del publicado en www.tribunacatalana.cat)