Algunos prefieren ser españoles antes que personas. El ciudadano Albert Rivera es como el falangista José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador Miguel Primo de Rivera. Los gestos, la cara, la vestimenta se parecen. Lo que es peor es que ambos supeditan las personas a España. El ciudadano Rivera afirma: «Yo no hablo de personas. Yo hablo de España. A mí me importa más España que las personas. Quien se crea más importante que España que se lo diga a los españoles». Y el primero de los 27 puntos de la Falange Española redactado por Primo de Rivera dice: «Creemos en la suprema realidad de España. Fortalecerla, elevarlo y engrandecerla es la apremiante tarea colectiva de todos los españoles. A la realización de esta tarea habrán de plegarse inexorablemente los intereses de los individuos, de los grupos y de las clases». También hay que dejar constancia de que Pedro Sánchez, Meritxell Batet, Miquel Iceta, Àngel Ros Domingo se entregan a personajes tan ultra españolistas como Rivera. Este personaje dice treinta veces las palabras «España» o «españoles» en un discursito o una entrevistita de cinco minutos.
El ciudadano Rivera como el falangista Primo de Rivera
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