Unas quinientas personas (delegados estudiantiles, profesores, periodistas, invitados como Salvador Espriu, Joan Oliver, Jordi Rubió y Antoni Tàpies) se reunieron hace 50 años, el 9 de marzo de 1966, en el convento de los Capuchinos de Sarrià. El objetivo fue constituir el Sindicat Democràtic d’Estudians de la Universidad de Barcelona. La reunión clandestina en los Capuchinos es conocida como la Caputxinada.
Las fuerzas de orden público asediaron el convento y al cabo de tres días entraron sin mandamiento judicial. El encierro y el acoso mostraban una de las grandes contradicciones de la dictadura franquista. Un régimen auto bautizado como católico atacaba una institución católica. También mostraban una grave contradicción interna del catolicismo. Amplios sectores religiosos y laicos del catolicismo catalán chocaban, en nombre del Evangelio, con el sector episcopal españolista afín al franquismo.
El régimen nacional católico atacó con su policía el convento de Sarrià para reprimir unas personas acogidas por unos capuchinos que actuaban según el espíritu del Evangelio, de San Francisco de Asís y del concilio Vaticano II. La transmisión del Evangelio incluye la defensa de los derechos humanos como los de reunión y expresión, los derechos y las libertades de las personas y de los pueblos siempre y en todas partes, sobre todo en períodos de dictadura o en regímenes de escasa calidad democrática.
La Caputxinada hace cincuenta años es crucial en la vida política y eclesial catalana. De aquellos días de marzo de 1966 surgieron dos líneas de actuación que han incidido en el presente y en el futuro político y eclesial de Catalunya. Políticamente se constituyó la Taula Rodona, organismo unitario de la lucha contra la dictadura. Eclesialmente, los abades y provinciales de las órdenes y congregaciones religiosas firmaron un manifiesto de apoyo a los capuchinos de Sarrià y este manifiesto se tradujo en la creación de la Unió de Religiosos de Catalunya. La Caputxinada, entendida como la Iglesia acogedora de las personas y de las instituciones que aspiran a vivir de manera libre y solidaria, también es necesaria aquí y ahora.
Dos libros explican este episodio: «La Caputxinada. Per la llibertat i una nova universitat» (1987) de Joan Crexell (Ediciones 62). «La Caputxinada. Frares compromesos amb el país i la llibertat» (2016) de Clara Fons Duocastella (Ed Mediterráneo). La Caputxinada revela las consecuencias que tuvo para los frailes su colaboración con la lucha antifranquista: amenazas y coacciones desde los sectores más intransigentes de la España de los sesenta, pero también una corriente de solidaridad, fraternidad y apertura a la convulsa sociedad catalana de mediados del siglo XX.
(Artículo publicado en www.tribunacatalana.cat)