Fernando Sebastián, cardenal arzobispo emérito, ha escrito «Patriotismo» a «Vida Nueva», un artículo con denuncias genéricas contra los que no piensan como él. Es decir, contra los patriotas catalanes.
1. «El patriotismo no es sino el amor a la sociedad en que se vive. Es la lealtad con los conciudadanos», escribe el cardenal Sebastián. De acuerdo. También debería decir que el patriota español ha de amar a España y que el patriota catalán ha de amar a Catalunya. Aunque debería decir más. El patriota español, como él, debe respetar a los patriotas catalanes, y los patriotas catalanes deben respetar a los patriotas españoles.
2. El cardenal patriota español Sebastián escribe: «La libertad personal es uno de los bienes comunes más protegidas». De acuerdo. Pero, además, debería escribir que, según la Doctrina Social de la Iglesia Católica, hay que respetar los derechos y las libertades de las personas y de los pueblos. Muchos españoles defienden los derechos y las libertades del pueblo español al igual que muchos catalanes defienden los derechos y las libertades del pueblo catalán.
3. El cardenal escribe: «Hay exclusivismos radicales que no son compatibles con el respeto a los derechos básicos y fundamentales de todos los españoles». Si Fernando Sebastián hablara como cardenal católico y no desde un patriotismo españolista o exclusivamente español debería escribir: «Hay exclusivismos que no son compatibles con el respeto a los derechos básicos y fundamentales de todos los catalanes».
4. El cardenal Sebastián es de aquel tipo de ciudadanos que, como muchos políticos españoles, se llenan la boca de palabras como solidaridad e igualdad insinuando que Catalunya, o determinadas opciones políticas catalanas, son insolidarias y quieren privilegios. El patriota Sebastián y los que piensan como él deben tener muy claro que el soberanismo catalán quiere igualdad, solidaridad y libertad para todos. El soberanismo catalán considera que la relación entre España y Catalunya será mejor, más libre, más solidaria, más fraternal si se basa en una relación entre iguales, entre una España soberana y una Catalunya soberana.
5. Si un ciudadano español ignora este planteamiento, como de hecho sucede, después de tantos años de la muerte del dictador Francisco Franco es lamentable y grave. Si un cardenal arzobispo de la Iglesia católica ignora este planteamiento es aún más lamentable y mucho más grave desde las perspectivas cívica, cultural, social, política, eclesial y cristiana.