1. La periodista Júlia Otero escribe este tuit: «Un mundo sin dios sería objetivamente mejor. Muy buena columna demanueljabois El mal Dios El País.com / elpais «. Escribe «dios» en minúscula a diferencia del autor del artículo que lo hace en mayúscula.
2. Si Júlia Otero dice que un mundo sin dios sería objetivamente mejor quiere decir que hay un mundo con dios y que este mundo con dios es objetivamente peor. Si habla desde el ateísmo no tiene sentido que hable de dios. El mundo del ateo es un mundo sin dios. Este mundo sin dios está tan mal que es objetivamente mejorable. Si no hay dios no tiene sentido calificar a dios de malo. Si no hay dios, dios no es bueno ni malo. Pero a lo largo de la historia de la humanidad y en muchos lugares del planeta Tierra ha habido, y ahora también, situaciones sociales y políticas radicalmente ateas y, al mismo tiempo, inhumanas.
3. Quizás dios es un invento humano. Es decir, el concepto dios es tan profundamente humano como la música, la poesía y el amor que también son inventos humanos. Evidentemente la música, la poesía, el amor y dios pueden ser manipulados de forma inhumana.
4. Hay otra hipótesis. Dios sería un descubrimiento o un hallazgo de la humanidad, y no un invento. El hombre y la mujer pueden sentir en su interior, en la conciencia, en el mundo, en el amor, en el otro, en la libertad, en la solidaridad, en la mirada, en el llanto, en la alegría, en el sufrimiento como una especie de espíritu que llena de sentido la existencia. Esta podría ser la experiencia de Jesús de Nazaret y de los que intentan vivir como él.
5. Las personas, se supone que creyentes, que el pasado domingo fueron a misa pudieron escuchar un fragmento del libro de la «Sabiduría» sobre Dios y la muerte. Este libro, como todos los de la Biblia, explican con uno u otro lenguaje experiencias sobre la existencia humana y sobre la relación entre la humanidad y Dios. Este era el texto: «Dios no hizo la muerte, ni le gusta que el hombre pierda la vida. Todo lo ha creado para que exista, ha formado el mundo para que el hombre viva, sin poner ningún tipo de veneno de muerte. El reino de la muerte no es de la tierra, porque la bondad y la justicia son inmortales. Dios no creó al hombre sometido a la muerte, sino a imagen de su existencia eterna. Pero la envidia del diablo introdujo la muerte en el mundo, y los partidarios de él son los que hacen la experiencia de ello».