1. La corrida de toros, «fiesta nacional» de España, choca radicalmente con el planteamiento humanista, ecológico y cristiano del Papa Francisco. Así es aunque el rey Felipe VI y su padre sean defensores entusiastas de la «fiesta» y que sectores españolistas propugnen que la corrida sea declarada como «bien de interés cultural».
2. La «fiesta» es un espectáculo público donde los animales son torturados, derraman sangre y mueren sobre la arena. Francisco dedica algunos de los 246 puntos de su encíclica ecológica «Laudato si» (Alabado seas) al trato respetuoso que los hombres deben tener con los animales. Escribe: «La Biblia no da lugar a un antropocentrismo despótico que se desentiende de las otras criaturas (…) Estamos llamados a reconocer que los otros seres vivos tienen un valor propio ante Dios (…) Sería equivocado pensar que los demás seres vivos deben ser considerados como meros objetos sometidos a la arbitraria dominación humana».
3. El Papa es muy claro cuando condena cualquier maltrato a los animales. Escribe: «La indiferencia o la crueldad ante las otras criaturas de este mundo siempre acaban trasladándose de alguna manera al trato que damos a los demás seres humanos. El corazón es uno solo, y la misma miseria que lleva a maltratar a un animal no tarda en manifestarse con las otras personas. Todo ensañamiento con cualquier criatura es contrario a la dignidad humana».
4. Francisco cita varias veces el Catecismo de la Iglesia Católica. Lo hace, por ejemplo, para recordar con firmeza que el poder humano tiene límites y para insistir en que «hacer sufrir inútilmente a los animales y sacrificarlos sin necesidad es contrario a la dignidad humana». El Papa sintoniza con la gran tradición de la Iglesia y con el gran referente que es Francisco de Asís (1182-1226). De él son las palabras que da nombre a la encíclica «Alabado seas Señor». El santo de Asís transmite a todos los valores de la hermandad. Habla del hermano sol, la hermana luna, la hermana agua, el hermano fuego, la hermana tierra, el hermano viento, la hermana muerte, el hermano lobo. También el hermano toro.
5. A la hora de decidir entre acompañar al rey a una corrida española o leer y practicar la «Laudato si» no hay color sobre lo que se ha de escoger.