La (ex) monja Teresa Forcades, vacunas y Hugo Chávez

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1. Los padres de la (ex) monja Teresa Forcades (Barcelona, ​​1966) se divorciaron cuando ella tenía once años. Su padre, ateo, tenía una expresión muy suya: «Gracias a Dios, soy ateo». Teresa, a los 15 años, se sentía indignada porque nunca hasta entonces le habían explicado nada de Jesús, los Evangelios o Dios. Estudia medicina en Barcelona, ​​Nueva York, Harward. Entra en el monasterio de Sant Benet de Montserrat el 1 de septiembre de 1997. «Jesús es el interlocutor principal de mi vida», según cita textual. Su actividad pública y mediática en medicina, en teología y en activismo político es cada vez más intenso. Lidera el movimiento Proceso Constituyente con la voluntad de encabezarlo en las elecciones catalanas del 27 de septiembre. Su ideología ya consta en «Converses anb Teresa Forcades» (junio de 2002) de Eulàlia Tort, periodista especializada en la relación entre cultura y religión.

2. Sobre las vacunas, Forcades afirma: «Yo estoy totalmente en contra de la vacunación obligatoria porque es una pérdida de libertad política muy peligrosa. Tanto los que se quieren vacunar de todo, como los que no se quieren vacunar nada, deberían estar de acuerdo en que no se obligue a nadie a vacunarse en contra de su voluntad».

3. Sobre el presidente Hugo Chávez, Forcades confiesa: «Algunas de las visiones políticas que tengo hoy han sido influidas por mi experiencia en Venezuela (…) Creo que no hay ningún líder contemporáneo europeo que tenga la cultura que tiene Hugo Chávez ( …) Es consciente de que no sabe qué es en realidad el nuevo socialismo que propugna pero lo que es seguro es que el sistema neoliberal debe ser desmantelado con urgencia. Un nuevo sistema político está naciendo y debe crecer sin dogmatismos, pero con una opción clara por la justicia y por la libertad para todos (…) No se puede juzgar a Chávez por los fragmentos de discursos que nos llegan, aunque sean reales. Yo me he emocionado escuchando algunos de sus discursos».

4. Sobre la teología de la liberación, Forcades explica: «Juan Pablo II no entendió que las reivindicaciones de la teología de la liberación, que propugnan un cambio de modelo socioeconómico, son legítimas. Es una teología que no sólo habla de la vertiente espiritual, sino que se pronuncia sobre el necesario cambio socioeconómico (…) El neoliberalismo salvaje es absolutamente reversible (…) El principio del máximo beneficio no encaja con el Evangelio; otra cosa es la iniciativa privada «.

5. Sobre la pluralidad política en la Iglesia, Forcades comenta: «Ya desde el Concilio Vaticano II, en los años sesenta, se ha tenido mucho cuidado en no presuponer que hay un partido católico. La pluralidad dentro de la Iglesia creo que es buena y espero que continúe. Con el Evangelio en la mano, hay libertad para concretar, en un partido político o en otro, tus ganas de una sociedad mejor. La vertiente de la justicia social es el que desde la teología de la liberación se considera prioritario por encima de cuestiones morales como el aborto o el divorcio. Yo me siento más cercana a los que deciden su voto en función de la justicia social y económica».

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