1. El artículo «¿Y si María no fuera la Virgen?» de Xavier Antich, filósofo tan interesante en otras cuestiones, comparte el planteamiento de Colm Tóibín en su obra «El testamento de María». Tóibín y Antich, convertidos en evangelistas, presentan la figura y el mensaje de Jesús desde la hipotética visión que podría haber tenido su madre. Hacen como si alguien presentara Platón, Pascal, Marx y los mismos Tóibín y Antich desde una hipotética visión de sus madres respectivas.
2. Antich dice que lo que intenta Tóibín es «descubrir la humanidad de María más allá de la imagen teológica, buscar la mujer sin la piel de la Virgen». Cabe preguntar a Antich, empleando el condicional «si» que él utiliza 10 veces en su artículo: ¿Y si humanidad y teología no son contradictorios? ¿Y si humanidad y Dios tampoco son contradictorios? ¿Y si un personaje como, por ejemplo, Hans Küng es como pensador y teólogo más sólido, más convincente y más profundamente humano que Tóibín y Antich? Küng confiesa al final de su libro «Jesús», fruto de muchos años de estudios humanistas, escriturísticos y teológicos: «¿Por qué hay que ser cristiano? ¡Porque hay que ser realmente hombre!»
3. La María de Tóibín y de Antich es un invento. No tiene nada que ver con la María del Magnificat evangélico. ¿Y si el Magnificat fuera otro invento? Invento por invento, la María del Magnificat tiene una calidad, una profundidad humana, un inmenso espíritu liberador y solidario que ridiculiza las especulaciones del tándem Tóibín/Antich. El Magníficat pone en los labios de María: «Mi alma enzalza al Señor / mi espíritu celebra Dios que me salva, / porque ha mirado la pequeñez de su sirvienta (…) Las obras de su brazo son potentes: / dispersa a los hombres de corazón altivo, / derriba a los poderosos de sus tronos / y ensalza a los humildes / Llena de bienes a los pobres, / y despide a los ricos con las manos vacías».
4. Es legítimo y razonable pensar y creer que el Magnificat de María que consta en los Evangelios continuará existiendo en los próximos dos mil años como ha existido en los últimos veinte siglos porque estos textos nacidos en un momento de la historia afectan profundamente a la condición humana. A su vez es legítimo y razonable pensar que «El testamento de María» de Tóibín «¿Y si María no fuera la Virgen?» de Antich tendrán una duración fugaz.
5. Es cuestión de credibilidad y de algo tan humano como la fe. Joseph Ratzinver / Benedicto XVI ya se expresó en esta línea en el prólogo del primer volumen de su libro «Jesús de Nazaret». El Papa teólogo y bávaro escribe: «He intentado presentar al Jesús de los Evangelios como el Jesús real, como el Jesús histórico en sentido propio y verdadero. Estoy convencido, y confío en que el lector también pueda verlo, de que esta figura resulta más lógica y, desde el punto de vista histórico, también más comprensible que las reconstrucciones que hemos conocido en las últimas décadas. Pienso que precisamente este Jesús, el de los Evangelios, es una figura históricamente sensata y convincente (…) Sólo si ocurrió algo realmente extraordinario, si la figura y las palabras de Jesús superaban radicalmente todas las esperanzas y expectativas de la época, explica su crucifixión y su eficacia (…) ¿No es más lógico, también desde el punto de vista histórico, pensar que su grandeza reside en su origen, y que la figura de Jesús haya hecho saltar en la práctica todas las categorías disponibles y sólo se la haya podido entender a partir del misterio de Dios?”.