Màrius Carol, director de «La Vanguardia», (foto) elogia a los muertos y censura a los vivos. Elogia a los muertos como el periodista y escritor Francesc González Ledesma en el artículo «L’última Olivetti», y censura a los vivos como el escritor Albert Sánchez Piñol.
Carol debería hacer caso de la «Ética en las comunicaciones sociales», documento del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales. Al fin y al cabo, el diario de los Godó dedica espacio a la información religiosa aunque sea un medio laico. «Hay que estar siempre a favor de la libertad de expresión -sostiene la ética católica- porque los hombres ejercen una función social cuando intercambian sus conocimientos o manifiestan sus opiniones».
El director de «La Vanguardia», por coherencia, debería aplicar lo que él escribía el pasado 8 de enero en el artículo «Esclavos de la intolerancia». Afirmaba: «La libertad significa el respeto a las opiniones ajenas, la capacidad de actuar en conformidad con la razón, el proceder sin perjudicar al otro (…) Hoy todos somos Charlie Hebdo (…) Su libertad es la nuestra y su drama es el dolor de los ciudadanos libres». Para más inri, las crónicas publicadas sobre la muerte de González Ledesma recuerdan que el escritor no pudo publicar ninguna novela durante el franquismo debido a la censura.
Precisamente la censura de «La Vanguardia» hace que uno de los mejores y más universales escritores catalanes contemporáneos, Albert Sánchez Piñol, haya decidido dejar de publicar en este diario después de que le hayan censurado dos artículos. El primer artículo censurado fue «Sí al museo militar» aunque se publicó una semana después debido a la presión de la opinión pública y cuando el texto ya se conocía a través de las redes sociales. El segundo artículo censurado es «Zarzalejos, lejos, lejos» que también se lee en las redes sociales. José Antonio Zarzalejos es un activista soberanista español que en cada crónica semanal en «La Vanguardia» vomita, empleando su lenguaje, contra el soberanismo catalán democrático y pacífico.
(Artículo publicado en www.tribuna.cat)