Josep Antoni Duran Lleida dice que siempre ha estado en el mismo lugar y que nunca se ha movido. No es verdad. Su inmovilismo hace precisamente que la figura de Duran pase a ocupar desde hace tiempo un lugar marginal y del pasado porque el escenario político y eclesial del presente y del futuro de Catalunya se ha movido.
Políticamente, el estado confederal reclamado por Duran es tant español como el estado federal socialista. La confederación catalana no es confederación ni catalana si no es fruto o consecuencia del soberanismo.
Eclesialmente igual. El cristianismo basado en la libertad, la conciencia y el compromiso es mayoritario entre los cristianos de Catalunya. El cristianismo basado en la imposición legalista, el dogmatismo y el pietismo es minoritario y corresponde al sector más duro de la derecha católica. En su inmovilismo, Duran se distancia incluso de los intelectuales católicos de su partido como Joan Rigol, el único político actual con los doctorados de filosofía y de teología, y se desplaza hacia las posiciones de un viejo compañero de viaje Josep Miró Ardèvol, de la época de Anton Cañellas, antiguo líder de Unió Democràtica.
La operación Duran impulsada por el propio Duran con el nombre de Construïm, es una segunda operación Cañellas. Es el intento de españolizar la política catalana. Cañellas fracasó.
Miró es uno de los hombres de Duran y de la plataforma Construïm. Duran elogia los artículos que Miró escribe en La Vanguardia que, a menudo, son en defensa de la moral tradicional en cuestiones relacionadas, por ejemplo, con el sexo, la homosexualidad y el matrimonio. Josep Miró preside e-cristianos que es una asociación que ha tenido una gran actividad pública, aunque este activismo ha disminuido en los últimos meses. Miró también registró hace un par de años en el ministerio de Interior español el nombre de un partido político, Demcracia Social.
(Post publicado en www.tribuna.cat)