1. Puede haber un obispo en Barcelona que actúe contra los legítimos intereses de Catalunya. Así será si se confirma que Juan José Omella, obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño desde 2004, es nombrado arzobispo para sustituir al cardenal Lluís Martínez Sistach.
2. Una de las grandes acciones de Omella contra Catalunya empieza a producirse hace dos décadas. Siendo obispo entre 1999 y 2004 de una pequeña diócesis recién creada con sello del Opus Dei, Barbastro-Monzón, Omella lidera con gestiones y discursos la reivindicación aragonesa para hacerse con un centenar de obras de arte sacro depositadas desde siempre en el Museo Diocesano y Comarcal de Lleida (foto). La diócesis leridana y sus obispos se oponen a este expolio. Omella se muestra dolido porque los obispos de Lleida no quieren el traslado de estas obras de arte fuera de Catalunya. Omella anima a los aragoneses con discursos como éste: «Aragón y Barbastro, tenemos que ser tenaces. Adelante. Hay que conseguirlo. Tardaremos más o tardaremos menos, pero hay que seguir adelante «.
3. Otra gran acción de Omella contra Catalumya se produce en noviembre de 2002. La Conferencia Episcopal Española, presidida entonces por el cardenal Antonio María Rouco, aprobó una instrucción sobre los nacionalismos en España. La mayoría de obispos, incluido Omella, votó a favor de este texto. Pero 13 obispos, entre ellos los catalanes, no avalaron esa instrucción por dos razones. La primera, porque la mencionada instrucción episcopal mezcla de manera sectaria terrorismo y nacionalismo democrático y pacífico. La segunda razón de la oposición de 13 obispos al texto impulsado por Rouco es debido a que afirma que la unidad de España es un bien moral de modo que los que no están de acuerdo con esta tesis, sean o no católicos, son unos inmorales. Además, según estos 13 obispos, esa instrucción no acepta el derecho a la soberanía y la autodeterminación de las naciones, como Catalunya, a pesar de que estos derechos son legítimos según la Doctrina Social de la Iglesia Católica.
4. El obispo Josep Maria Guix, hombre preparado y sensato, se refirió a estas cuestiones en el prólogo del libro «Hecho nacional y magisterio social de la Iglesia» (2003) de los grandes expertos en esta temática, los sacerdote Antoni M. Oriol y Joan Costa. El obispo Guix afirma: «Sería un abuso convertir en obligaciones morales aspectos opinables que Dios ha dejado a la libre discusión de los hombres. Los deseos y los esfuerzos orientados a la autodeterminación y a la soberanía política, si son realizados sin violencia y con diálogo, no son condenables ni moralmente inaceptables. Un juicio condenatorio de los obispos en este asunto podría ser tachado de injerencia política carente de legítima competencia pastoral «