El católico Fernández Díaz entre la vergüenza de Melilla y la «guerra sucia» en Catalunya

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El periodista que ha sido jefe de comunicación del ministro es adjunto al director de «La Vanguardia»

1. Jorge Fernández Díaz se encuentra acosado por la vergüenza de Melilla y por la «guerra sucia» en los medios de comunicación en Catalunya. El ministro del Interior es uno de los principales responsables de estos asuntos desde hace tiempo y cada vez más. Otro que debería dimitir.

2. Fernández Díaz hace proclamas de catolicismo. Muchos católicos no comparten su manera de entender el catolicismo, ni sus presiones en el Vaticano para interferir en el nombramiento de obispos, ni sus devociones piadosas. Piedad y justicia inexistentes en el trato dado a los subsaharianos inmigrantes y pobres que intentan sobrevivir a través de Melilla. Quizás se les da a estas personas una bienvenida denigrante porque se considera que no tienen la dignidad de ser constitucionalmente españoles y porque se trata de cumplir escrupulosamente la ley que «nos hemo dado entre todos». Tanto es así que el católico Fernández Díaz no cae en la tentación de invitar al papa Francisco para que visite Melilla, vea rostros desesperados y fronteras levantadas con vallas altas y terribles. Fernández Díaz no quiere que en la España católica se sienta el grito de «vergüenza, vergüenza» que salió de los labios, del corazón y de la cabeza de Francisco cuando hace un año visitó Lampedusa.

3. Fernández Díaz es ahora acusado directamente con su nombre y sus apellidos por Ernesto Ekaizer de practicar la «guerra sucia» en los medios de comunicación. El muy bien informado y valiente periodista de asuntos políticos y económicos acusa al ministro y a su director operativo, Eugenio Pino, de «fabricar, distribuir y diseminar basura (información falsa) para dinamitar y criminalizar el proceso soberanista catalán». Un proceso democrático y pacífico. «Fernández Díaz ha dado instrucciones para fabricar basura», asegura Ekaizer sin temblarle la voz.

4. El ministerio calla. Pero hay alguien en Barcelona que podría ejercer de periodista y explicar la forma de actuar del ministro y como son las entrañas oscuras de Interior. Es Albert Gimeno. Él dejó «La Vanguardia» para convertirse durante dos años en director de la Oficina de Comunicación y Relaciones Institucionales del Ministerio de Interior. Abandonó este cargo el pasado 10 de enero forzado por el escándalo que hubo cuando se divulgó una actuación de la Guardia Civil en el País Vasco contra un grupo de abogados de ETA antes de que esta operación policial es realizara. Pocos días después, el 4 de febrero, «La Vanguardia» acogía a Gimeno y le nombraba adjunto al director Màrius Carol.

5. Las actuaciones vergonzosas en Melilla y la guerra sucia en el ámbito informativo no corresponden al espíritu del Evangelio ni cuentan con el aval de la doctrina católica aunque Jorge Fernández Díaz se proclame católico

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