1. Diarios como «La Vanguardia» han de aceptar la crítica y que sus cargos dimitan. Dedican espacios a la crítica televisiva y suelen exigir dimisiones a responsables de entidades con incidencia pública que cometen errores. Los periódicos deben aplicarse estos mismos criterios por coherencia y ética periodística.
2. La foto principal de la portada de la edición del lunes, 13 de octubre de 2014, de «La Vanguardia» ofrece una imagen distorsionada de la realidad. La fotografía no corresponde a la concentración españolista que pinchó el día antes. Corresponde al 12 de octubre de un año antes, en 2013. La grave manipulación ha sido denunciada desde las redes sociales en una demostración de que twitter y blogs rompen el monopolio informativo y de opinión de los todavía considerados grandes medios de comunicación.
3. El diario de los Godó del 14 de octubre intenta justificarse en páginas interiores, no en portada. Habla de «inexcusable error» y se refiere a «la responsable de la edición gráfica». ¿Error? En la polémica edición del 13 de octubre aparecen cuatro fotos, incluida la de la portada, sobre la concentración españolista de quienes consideran que la democracia consiste en prohibir las urnas. Estas fotos y los titulares de las crónicas, que hablan de «miles» de manifestantes, esconden el fracaso de la convocatoria españolista.
4. Buscar cabezas de turco en «la edición gráfica» es lamentable. La responsabilidad de la portada y de los editoriales de un diario es de la dirección. Una dirección muy numerosa: un director, cuatro directores adjuntos, cuatro subdirectores, dos adjuntos al director (uno de ellos procedente del equipo ministerial de Jorge Fernández Díaz). Quien debe dar explicaciones es la dirección, no el Defensor del Lector.
5. Curiosamente «La Vanguardia» del sábado, 11 de octubre, pedía destituciones en la editorial «La mala gestión de la crisis del ébola». El 13 de octubre, día de la foto falsa, publicaba una editorial sobre la legionela en que decía que «hay que empezar a exigir explicaciones y responsabilidades». El diario de la Diagonal podría ahora escribir otro editorial titulado «La mala gestión de la crisis de la foto de portada» y exigir destituciones. Por coherencia y por ética periodística.
6. La misma convicción ética debería evitar que haya en el futuro la censura aplicada en el pasado más reciente. El editor de esta web, In saecula saeculorum, se desvinculó de «La Vanguardia» después de que fuera censurado tres veces. In saecula saeculorum ha sido uno de los blogs más leídos en el diario digital tal como el anterior director, José Antich, dijo en una reunión de la cúpula de la redacción. Los posts censurados se han publicado después en esta web. «Un artículo éticamente indecente de Zarzalejos», «Discrepancias catalanas con el portavoz episcopal español», «El príncipe, el pueblo y Dios». El censor fue un periodista considerado como referente, pero que debería saber que manipular y censurar no es periodismo y que la libertad de expresión y de conciencia no tiene fronteras.