La Delegación Diocesana de Migraciones de Málaga y Melilla expresa su consternación ante los hechos acaecidos en Melilla. Su comunicado es el siguiente:
2.- “Este último salto a la valla ha dejado más de 100 heridos en la frontera y al menos cinco migrantes han fallecido, al otro lado de la valla, en territorio marroquí. Las cifras no están claras, podría haber unos 50 fallecidos. El salto se ha producido bajo unas circunstancias muy violentas, en ambos lados de la valla.
3.- Nos preocupa enormemente la situación que se está viviendo en Nador: el trato inhumano que están recibiendo estas personas, mientras se les impide solicitar asilo.
4.- Tanto Marruecos como España han optado por eliminar la dignidad humana en nuestras fronteras, sosteniendo a toda costa que hay que evitar la llegada de personas migrantes, olvidando las vidas que se desgarran por el camino. Las autoridades no pueden eludir su responsabilidad ante estos hechos, muchas de estas personas vienen huyendo de la guerra, de persecuciones y conflictos, la falta de vías seguras para solicitar asilo han ocasionado estas muertes, los heridos y la alarma social.
5.- Exigimos a las autoridades la protección de los refugiados, como marcan los tratados internacionales. Más de 100 refugiados se encuentran en el CETI de Melilla a la espera de que se decida o no su devolución a un país en el que han sufrido -y sufrirán- torturas y tratos inhumanos.
6.- Queremos manifestar también nuestra preocupación por la criminalización a los migrantes, por parte de la sociedad. No son considerados suficientemente dignos para participar en la vida social como cualquier otro, se ha olvidado que tienen la misma dignidad que nosotros. El papa Francisco nos recuerda que es inaceptable que un cristiano comparta esta mentalidad. Nuestra fe está por encima de cualquier posición política y nos exige respetar la dignidad de cada persona, con independencia de su origen, color o religión. Nuestra actitud se debe regir por la ley suprema del amor fraterno.